jueves, 11 de julio de 2024

Secreto: Capítulo 21

 —Créeme, Harding —dijo con un tono bajo y peligroso al que cualquier hombre listo prestaría atención—. La única persona por la que tienes que preocuparte soy yo.


—¿Quién dará la cara por ella cuando tú no estés?


Furioso por la insinuación y por la sutil amenaza hacia Paula, Pedro dió un paso hacia Guido, con intención de ponerlo contra la pared y obligarlo a abandonar su actitud arrogante. Pero antes de que pudiera hacerlo, Cristian se puso entre ambos.


—Calma, chicos.


Pedro se echó inmediatamente hacia atrás, disgustado consigo mismo por haber estado a punto de iniciar una pelea en el bar de Cristian. Éste se fue hacia Sofía, que había estado observando el acalorado encuentro con la misma fascinación e interés que el resto de los clientes.


—Trae a Guido y a todos los demás de esta mesa una ronda de café fuerte y caliente —ordenó, mirando a Guido—. Y luego les sugiero a tí y a tus amigos que se marchen pacíficamente o llamaré a al sheriff para que los acompañe. La elección es de ustedes.


Aunque Guido se sentó sin discutir a esperar la llegada del café para contrarrestar el alcohol  que había consumido, le lanzó a Pedro una mirada oscura y hostil que demostraba que su sometimiento era temporal. A juzgar por el brillo de sus ojos, Pedro no tuvo ninguna duda de que Paula seguiría siendo el centro de los avances salaces de Guido mientras siguiera trabajando en el Leisure Pointe. No le quedó más remedio que admitir que Federico tenía razón, Paula estaba fuera de su elemento y era presa fácil para Guido y sus compinches, o cualquier otro hombre que decidiera aprovecharse de su inexperiencia como camarera de bar. Cristian se volvió hacia Paula, que aún no se había recuperado del todo.


—Paula, tú puedes servir las bebidas que he dejado en la barra para la mesa de la esquina. 


—Muy bien —dijo respirando hondo para recuperar la compostura.


Al ver aquel esfuerzo exterior para encubrir su inseguridad interna, Pedro se sintió invadido por un sentimiento que se negó a examinar atentamente por miedo a lo que pudiera significar. Y además no quería analizar la decisión que estaba a punto de tomar en nombre de Paula. Ella se agachó para recuperar la bandeja que había soltado cuando la atacó Guido y atender el pedido de Cristian, pero antes de que pudiera hacerlo Pedro la tomó por la muñeca, le quitó la bandeja de las manos y se la entregó a Cristian.


—Vas a tener que buscar otra camarera. Paula se marcha.


Ella hizo un ruido de indignación, pero, antes de que pudiera decir nada, él la sacó del bar a paso rápido y fue hacia el estacionamiento llevándola prácticamente a rastras. Al llegar al coche, Paula clavó los talones en el suelo y se soltó.


—¿Qué estás haciendo? —preguntó indignada.


—Creo que es evidente, te estoy salvando de tí misma.


—No recuerdo haber pedido que me salvasen ni que me rescatasen, ni a tí ni a nadie —avanzó hacia él y le puso un dedo en el pecho—. La escena que has montado en el bar era bárbara y anticuada, y no te agradezco que tomes por mí decisiones que soy perfectamente capaz de tomar por mí misma, ni tampoco tu actitud de hacerte cargo de las cosas.


Él se puso rígido. Paula estaba demasiado cerca, la tensión formaba un arco entre ellos y le provocó una oleada de deseo que intentó suprimir.


—Tal y como yo lo veía mi intervención era necesaria —se puso las manos en las caderas e inclinó su cara hacia la de ella, pero ella no se echó atrás, como él había esperado, sino que tercamente mantuvo su postura—. No puedo venir todas las noches para asegurarme de que Guido o cualquier otro borracho no te acosen.


—¿Te he pedido que lo hagas? Creo que había quedado claro que no soy responsabilidad tuya.


—Te he estado observando esta noche durante dos horas, Paula, esquivando avances mientras intentabas servir las bebidas. Estás completamente fuera de lugar en ese bar, y todo el mundo lo sabe menos tú. Vale, es posible que me haya pasado en mi reacción, pero no siento haberte sacado de allí. Lo hice por tu bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario