martes, 9 de julio de 2024

Secreto: Capítulo 18

Decidido a echarla de su cabeza, volvió a su despacho y siguió trabajando en el presupuesto. Federico apareció en el umbral de la puerta unos segundos más tarde y entró sin pedir permiso.


—¿No tienes ni un poco de curiosidad por saber qué estaba haciendo en Leisure Pointe?


—La verdad es que no —mintió, sin ser capaz de mirar a Federico a los ojos. 


Federico se sentó.


—Está trabajando allí de camarera.


Pedro dió un respingo y miró a Federico. Estaba seguro de haber oído mal a su hermano, porque si le resultaba difícil imaginársela en Leisure Pointe tomando una copa, era imposible verla trabajando allí, sirviendo bebidas.


—¿Que está haciendo qué? 


—Es la nueva camarera de Cristian —esta vez Pedro lo oyó perfectamente—. Pero creo que dijiste que no te interesaba —añadió Federico con rapidez. Con una sonrisa triunfal se levantó y fue hacia la puerta.


—Y no me interesa —se arrepintió inmediatamente del tono con el que lo había dicho, era demasiado revelador. 


Antes de salir Federico le dijo:


—Tengo que decir que Paula está muy bien con vaqueros y camiseta ajustados —Pedro tiró el lápiz contra la mesa y alzó la cabeza con el ceño fruncido y la mirada torva. Su cara decía lo que él no quiso poner en palabras: ¿Qué haces comiéndote a Jenna con los ojos?  Federico alzó la mano para protegerse de la ira de Pedro—. Oye, que no fui el único en darse cuenta del cuerpo tan increíble que tiene.


La idea de que otros hombres intentaran acercarse a ella encendió un fuego de posesión en sus venas que no le hacía ningún bien. Se dijo con firmeza que a él no le importaba lo que hiciera Paula.


—Se nota que no ha servido copas antes —siguió Federico—. O sea, está aprendiendo deprisa, pero está fuera de lugar en ese bar. Y a diferencia de Sofía no sabe qué hacer ante los avances de algunos de los tipos.


—¿Quién está haciendo avances? —preguntó Pedro sin poder contenerse. Federico se encogió de hombros como si no importase, pero en su mirada había un brillo de diversión que hizo saber a Pedro que su hermano le estaba provocando deliberadamente—. Suéltalo ya, Fede. ¿Quién?


—Guido es el peor —admitió, su ceño demostraba su desagrado ante la situación—. Él cree que es divertido aprovecharse de lo educada e inocente que es. Cristian le dijo a Guido y sus compinches que mantuvieran las manos quietas, pero Guido en particular es de los que no escuchan a nadie.


Pedro se puso rígido ante la mención de Guido, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para recordar que no era el guardaespaldas de Paula.


—Y ¿qué esperas que haga al respecto?


—Nada. Solo pensé que te gustaría saber qué estaba haciendo Paula —Federico lo miró a los ojos con una expresión seria poco frecuente en él—. Pedro, ella no pinta nada allí, lo sabes igual que yo.


—Paula es mayorcita y no es un problema del que yo deba preocuparme. Puede hacer lo que le plazca.


—Ya, supongo que tienes razón. Había pensado echarla un ojo esta noche, por si Guido decidía acosarla, pero he quedado con Emma y no vamos a ir a Leisure Pointe. Así que me imagino que Paula estará sola.


Pedro tomó el lápiz y el presupuesto, negándose a morder el anzuelo que su hermano le tendía.


—Sí, me imagino que sí. 

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