jueves, 28 de septiembre de 2023

Eres Para Mí: Capítulo 27

La oyó suspirar y eso le enterneció. Apenas la conocía, pero era totalmente transparente.


–¿Y tú, te encuentras bien?


–He estado mejor… Ya que lo preguntas.


Tras esas palabras, Paula parpadeó varias veces, sonrió y, con la cabeza, señaló el pasillo.


–Me parece que un poco de trabajo no te vendría mal para despejarte la cabeza. Y yo necesito a alguien más alto que yo y a quien no le dé miedo la altura. Rosa ya se ha marchado y, si no te molesta que te lo diga, no creo que te viniera mal un poco de aire fresco. ¿Qué me dices?


–¿Tienes un trabajo para mí? –respondió él con incredulidad–. Lo siento, Paula, pero tengo muchas cosas de qué ocuparme en estos momentos –Pedro, con un gesto con los brazos, indicó los papeles esparcidos por el suelo–. Tengo que regresar a la ciudad, necesito una mesa grande de conferencias y un ordenador rápido. Y bases de datos. Periódicos viejos. Todo lo que pueda proporcionarme los datos que necesito. Empezando con mi certificado de nacimiento. ¿Cómo podría conseguir una copia lo más rápidamente posible? Nunca he visto el original.


Ella miró las cajas que él había llevado a la habitación.


–¿Cómo sabes que no tienes uno en una de las cajas que aún no has abierto?


Pedro le lanzó una furiosa mirada.


–No quiero ser brusco, pero tengo que volver a lo que estaba haciendo inmediatamente. Así que, si me disculpas, voy a terminar de hacer el equipaje. No me cabe duda de que encontrarás a otra persona para que te ayude con el jardín.


Ella apretó los labios y se lo quedó observando unos segundos mientras él, sin éxito, trataba de apretujar ropa en la bolsa. Paula se le acercó y le obligó a volver la cabeza hacia ella.


–Te voy a proponer un trato: Te cambio una hora de ayudarte a ordenar estas cajas por una hora en la que tú me ayudes con el jardín de Nora. Sabes quién es Nora, ¿Verdad? Es la mujer a la que prometiste que asistirías a su fiesta de cumpleaños, cosa que no vas a hacer.


Ella ladeó la cabeza y lanzó una mirada a las fotos de la boda que Pedro había extendido por el suelo. 


–Bonitas fotos. Es una pena que no puedas dedicar unos días de tu precioso tiempo a indagar respecto a la historia de tu familia. ¿O ganar dinero te ocupa tanto tiempo que hasta te impide preguntarte quién eres realmente?


Ella se miró el reloj y cruzó los brazos.


–Y, por favor, decídete pronto. No dispongo de todo el día.


–¡Fernando! ¿Qué tal te va, amigo? ¿Lo estás pasando bien en la piscina?


–¿De qué piscina me estás hablando? Estoy de vuelta en París – respondió Fernando con un suspiro.


Pedro junto las cejas y su rostro ensombreció.


–¿Cómo es que estás en París? ¿Han surgido problemas?


–Nada que deba preocuparte. Los abogados de PSN Media querían repasar conmigo algunos detalles del contrato y he venido a su despacho. Regresaré el domingo con todo hecho y listo para estampar la firma. ¿De acuerdo?


Pedro sentía que su amigo no sólo estuviera fuera de la ciudad, sino también trabajando en el trato con PSN Media mientras él acababa de desperdiciar una hora leyendo cosas relativas a la casa y al pueblo. Y, para colmo de males, no había conseguido encontrar una copia de su certificado de nacimiento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario