jueves, 23 de noviembre de 2023

Rivales: Capítulo 40

 —Creo que estás guapísima. Si no tuviera las manos ocupadas con la crema, levantaría el pulgar. ¡Está deliciosa!


—Es muy fácil. Cuando quieras, te enseño a hacerla.


—Gracias, pero no —dijo Rocío—. Ya sabes que lo hemos intentado y que nunca me salen bien tus recetas. Además, prefiero asaltar tu frigorífico; siempre hay algo fabuloso. Y encima, me libro de fregar los platos.


—Debería cobrar entrada.


—La pagaría sin titubear. Por el momento, te voy a dar un consejo gratuito —Rocío tomó otra cucharada de crema antes de continuar—: Has preguntado si estabas demasiado elegante. Todo depende de adonde vayas y qué pienses hacer.


Alzó las cejas y puso los ojos en blanco, arrancando una carcajada de Paula.


—Pedro va a llevarme a una fiesta de cumpleaños.


—Eso es el «Qué», ahora necesito el «Dónde». ¿A un restaurante? ¿A una sala de baile? ¿Y de quién es la fiesta, de un niño, de su mejor amigo?


Paula no estaba segura de que fuera una buena idea decir a su amiga la verdad, pero el nerviosismo se adueñó de ella y soltó:


 —Es el sesenta cumpleaños de su madre y su familia se reúne en su casa de toda la vida.


Su amiga abrió los ojos como platos.


—¿Se conocieron desde hace tres semanas y ya va a presentarte a sus padres?


—No, no, no —se apresuró a negar Paula—. No me lleva a conocer a sus padres, solo a la fiesta de cumpleaños de su madre.


—Lo que significa que estarán sus padres —dijo Rocío. Y sus dos hermanas… Y varios tíos, tías, primos… 


Pedro incluso había mencionado algún abuelo, pero ella había preferido no registrar nada de todo eso por temor a hiperventilar. Tal y como empezaba a pasarle en aquel momento…  No la ayudó que Rocío exclamara: 


—¡Paula, está claro que te lleva a conocer a sus padres!


—No es eso. No te digo que no vayamos en serio, pero apenas nos conocemos.


—Tampoco conocías apenas a David cuando se comprometieron.


Paula negó con la cabeza, sintiéndose en parte aliviada por la comparación.


—Precisamente. David fue un error que cometí para molestar a mi padre. Las relaciones de verdad no se precipitan. Y el hecho de que los dos hayamos estado casados…


—¿Pedro también? No me lo habías dicho —y Paula no pensaba darle detalles. Rocío preguntó—: ¿Hace cuánto?


—Hace tiempo, no te preocupes.


—Asegúrate —dijo Rocío. Y no era de extrañar porque su último novio la había dejado porque seguía enamorado de la mujer a la que había estado prometido.


—Estoy totalmente segura. Lo que no tengo claro es hacia dónde nos encaminamos.


—¿Dónde quieres llegar?


Como la respuesta que se le pasó al instante por la mente le preocupaba, Paula contestó: 


—Me limito a pasarlo bien. Estoy contenta y eso es bastante por ahora.


—Por ahora.


En lugar de tranquilizarla, la respuesta de su amiga le hizo anhelar que ese «ahora» se prolongara hacía el futuro.


—¿Me has oído? —Rocío chasqueó los dedos delante de la cara de Paula—. Te he preguntado si vas a presentármelo.


—¿Tiene alguna importancia lo que conteste?


Rocío se limitó a sonreír.

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