martes, 21 de noviembre de 2023

Rivales: Capítulo 34

 —Nos separamos hace un par de años. Mi ex y mi abogado huyeron como dos bandidos.


Paula emitió una exclamación de empatía antes de decir: 


—En mi caso, hace casi seis.


Paula había aprendido mucho en aquellos años, y aunque no estaba segura de estar preparada para otra relación, lo que sí sabía era que no quería mantener una, ni aun superficial, con un hombre que siguiera traumatizado por una separación previa. Ese no parecía el caso de Pedro, pero prefirió asegurarse.


—¿Cuánto tiempo estuvieron casados?


—Cinco años. Candela me planteó la separación dos días después de nuestro aniversario. No me extrañó. Yo llevaba tiempo intentando que fuéramos a terapia.


Así que había querido salvar su matrimonio.


—¿Tienes hijos?


—No —Pedro se rascó la barbilla—. Aun antes de que las cosas empezaran a ir mal decidimos esperar a formar una familia. Al final resultó ser una buena idea. La separación ya fue suficientemente traumática.


Paula arrugó la nariz y dijo con total sinceridad:


—Lo siento.


—Yo también lo sentí en el momento —Pedro rió con una mezcla de tristeza y amargura—. Pero se me pasó cuando supe que se estaba acostando con mi mejor amigo y socio. Ahora ex, en ambos casos.


—¡Auuu!


—Peor aún fue que ella se quedó con el restaurante y con todas mis recetas, de las que dijo ser autora.


Paula abrió los ojos de sorpresa. ¿Cómo era posible que no se hubiera dado cuenta hasta ese momento?


—¿Tú eres Pepe Westbrook?


Durante un tiempo había sido el restaurante más de moda en Nueva York, casi tan conocido como el Chesterfield. Hasta que Westbrook lo perdió todo en un escandaloso divorcio que había aparecido en todos los medios. Paula no recordaba los detalles, pero le sonaba que había habido un conflicto respecto a la autoría de los platos.


—Me temo que sí —dijo él—. Por cierto, solo mi madre, mi ex abogado y la prensa, me llaman Pepe.


 Paula se quedó pensativa.


—¿No escribieron un libro juntos?


—Sí. Pero yo era la parte creativa del proyecto —Pedro carraspeó y se tiró del cuello de la camisa con suficiencia—. Por cierto, fue nominado a los premios James Beard.


—Lo recuerdo bien. Admirable.


—¿Qué más recuerdas?


—Que hubo un es…


—Escándalo —terminó Pedro por Paula.


—No tenemos que hablar de ello.


—No me importa. Ya es historia —dijo Pedro, pero Paula percibió la tensión que lo dominaba—. Como soy un romántico, dediqué el libro a Candela. Su abogado usó mi dedicatoria, en la que decía debérselo todo, para aducir que ella era la autora real. Y también usaron como prueba que fuera ella quien hizo la promoción del libro mientras yo me ocupaba del restaurante. 


—¡Vaya!


—Fue brutal. Mi reputación fue arrastrada por el barro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario