jueves, 2 de noviembre de 2023

Rivales: Capítulo 14

Los concursantes que llegaron al estudio el lunes por la mañana parecían distintos a los que se habían ido el viernes. Más callados, más introspectivos. Hasta Rafael mantenía la cabeza gacha y guardaba silencio. Tardaron casi dos horas en entrar en la cocina. Antes, pasaron por vestuario, maquillaje y sonorización. El estudio estaba lleno de asistentes, cámaras y técnicos de iluminación y de sonido. Los hornos estaban precalentados, había agua hirviendo en cacerolas en cada uno de los fogones y las freidoras estaban encendidas. La despensa y el frigorífico habían sido abastecidos. Todo estaba listo. Diego St. John estaba en el estudio con su perfecta sonrisa, cuya blancura contrastaba con su piel bronceada. Una maquilladora lo estaba retocando.


Pedro miró hacia Paula.


—Estás un poco pálida, Tijera. Deberías sentarte.


—Nunca me había encontrado mejor —masculló ella.


Pero por cómo apretó los labios, Pedro supo que estaba nerviosa. Y aunque sabía que debía estar contento porque los nervios llevaban a cometer errores y él estaba decidido a ganar, lo cierto fue que…


—Puedes darte por vencida. Si quieres, nos vemos luego en el Isadora.


Su provocación consiguió el efecto deseado. Paula se irguió y sus mejillas recuperaron algo de color.


—¡Más quisieras, Papel! —Paula entrelazó los dedos e hizo el gesto de hacer sonar los nudillos—. Prepárate para alucinar.


Sabía que debía estar agradecida a Pedro por provocarla para que dominara sus nervios, pero sentirse en deuda con él era un lujo que no podía permitirse. Un cuarto de hora más tarde, estaba lista, en posición de salida, a la espera de que la luz cambiara a rojo, indicando que empezaba la grabación Pero en lugar de cambiar, Gustavo apareció con sus malditas palmadas.


—Atención, chefs. Tenemos una sorpresa para ustedes.


A Paula solían gustarle las sorpresas, pero por el brillo en los ojos de Gustavo, temió que representara un cambio inesperado en las condiciones del juego. Pedro debió intuir algo similar porque susurró:


—¿Qué demonios pasa?


—Sé que ansían empezar, pero esto nos retrasará muy poco. Tenemos a alguien muy especial que quiere conocerlos.


No, no, no, no. Paula se repitió el monosílabo en la cabeza aun después de que Gustavo anunciara: 


—Luis Chesterfield, el dueño del restaurante que todos desean llegar a dirigir, está con nosotros. Por favor, un fuerte aplauso.


Paula se asió a la encimera para no caerse.


—¿Estás bien? —preguntó Pedro.

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