martes, 6 de junio de 2023

Heridas Del Pasado: Capítulo 50

 –Tenías razón. Respecto a todo. No te conté lo de las pesadillas ni lo del fuego, porque lo cierto era que no quería que me ayudaras. Porque eso habría significado tener que enfrentarme al hecho de… Al hecho de que te habías convertido el algo tan valioso para mí que la idea de perderte, a tí o a nuestro hijo, me resultaba insoportable. Así que lo que hice fue apartarte de mí, y te perdí mientras me decía a mí mismo que así dolería menos.


Pedro guardó silencio un instante antes de continuar.


–Y fue ese miedo, el auténtico terror de lo mucho que significabas para mí, lo mucho que había llegado a amarte, lo que me llevó a ser cruel. El día de tu cumpleaños agarré el amor que sentías por mí y lo volví contra tí, y eso es imperdonable. Así que no importa lo que pase a partir de hoy, en cualquier caso quiero que sepas que por mucho tiempo que esté separado de tí, eso no cambiará lo que siento. Si eliges no volver a verme nunca más, es tu decisión. Pero siempre te amaré. Has traído la luz a mi vida, una vida que no sabía que estaba a oscuras. Llevaste la verdad a mi alma cuando yo no sabía que estaba hecha jirones por los secretos y la culpabilidad. Y amor a mi corazón vacío. Me encanta poder ahora aceptar y abrazar… Y eso irá para tí y para nuestro hijo. El dolor del pasado sigue aquí, pero es como si fuera… Menor. Honrar el dolor, recordarlo, no se ha llevado lo que pasó, pero traerlo a la luz ha permitido que el dolor y la alegría formen parte de mí, no de un modo aislado o separado sino presente. Y me ha hecho darme cuenta de que soy mucho más si tengo amor en mi vida. Esta vez, cuando Pedro miró a su mujer, vió que tenía lágrimas en los ojos. Una de ellas le resbaló por la mejilla, y él se la secó con un dedo. Cuando Paula alzo los ojos llenos de lágrimas, se dió cuenta de que Pedro llevaba puesto el brazalete que tanto significaba para ella. Y cuando volvió a clavar la vista en la de su marido, lo único que pudo ver fue al hombre que amaba mirándola a su vez, glorioso y orgulloso, exultante en sus sentimientos, –cuando me diste esto –dijo él–, lo único que yo podía ver era el pasado, el dolor, la culpabilidad y la vergüenza que esto representaba para mí. Pero luego hablé con Sergio y recordé aquella noche, me permití recodar todavía más… Me has devuelto una parte de mí que creía desaparecida y estoy maravillado por ello, por la increíble generosidad y la belleza del regalo. Y ahora puedo llevar esto conmigo todos los días allí donde vaya. Ahora veo que no solo representa mi conexión con el pasado, con mis padres, y mi futuro contigo y con nuestro hijo, sino más que eso. Representa cómo el presente puede llegar de un pasado que una vez creí arrasado por el dolor y la pérdida, y que ahora no solo sea bello y fuerte, sino también esperanzador. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario