jueves, 30 de mayo de 2024

Inesperado Amor: Capítulo 28

 —No lo he visto, pero tampoco estaba prestando atención —dijo él, y señaló el correo desperdigado por el escritorio—. Tal vez encuentres algo bajo todo esto.


Ella agarró un puñado de propaganda y la tiró directamente a la papelera. Después de haberla llevado a la casa, lo menos que podía hacer era separar el correo personal y las facturas en montones diferenciados. Entonces se percató de que la estaba mirando.


—¿Qué?


—Sigue. Estás haciendo un buen trabajo.


—Es bueno saber que soy útil en algo, aunque sólo sea en tirar la basura —dijo ella—. Tendrías que hacer algo para que dejaran de enviarte tanta propaganda inútil —tiró el último folleto a la papelera y ordenó los papeles de la mesa—. No está aquí —observó, empezando a sentirse un poco desesperada—. Esto es increíble. Tiene que estar en alguna parte. ¿Te importaría levantarte? 


Él obedeció y ella buscó entre el respaldo y los laterales del sillón, calentado por su cuerpo. Un calor provocado por el duro trasero y los muslos que tenía a escasos centímetros del rostro...


—No está aquí —dijo, retirándose.


—Tal vez haya caído al suelo.


Paula ya se había arrodillado antes de darse cuenta de que, en vez de permanecer de pie, Pedro había hecho lo mismo. Y al levantar la mirada, esperando no ver nada más peligroso que sus rodillas, se encontró mirando directamente a sus ojos. Lo apropiado habría sido sonreír y mantenerle la mirada. Pero la cercanía de sus ojos leonados le provocó tanto calor que se vio obligada a retroceder. Al hacerlo, se chocó con el borde de la mesa y cayó sobre sus rodillas con un grito de dolor. Lo siguiente que supo fue que estaba sentada en el sillón de Pedro y que él estaba agachado frente a ella, mirándola atentamente.


—¿Paula?


—No pasa nada... —dijo, intentando levantarse—. Estoy bien.


Él le puso una mano en el hombro para que no se moviera.


—Estate un minuto sin moverte. Te has dado un buen golpe.


—No, de verdad que no —insistió, pero se sentía como si le hubiera explotado la cabeza y tenía las rodillas muy débiles—. Estaré bien enseguida.


—Mírame —le ordenó él—. ¿Cuántos dedos hay?


Tras quedar convencido de que Paula no veía doble, se levantó y le apartó suavemente el pelo de la frente.


—¿Eres médico? —le preguntó ella.


—Sí, y puedo decirte que el pronóstico es dolor de cabeza y un chichón del tamaño de un huevo.


—Eso también podría decirlo yo... —le costaba trabajo hablar—. ¿De verdad eres médico?


—He perdido un poco de práctica —admitió él—, pero podré ocuparme de un pequeño bulto en la cabeza.


—¡Pequeño! —exclamó ella.


—Bien, ya casi te has recuperado por completo. Iré por una bolsa de hielo.


—No es necesario.


—¿Cuestionas mi diagnóstico? ¿También eres médico?


—Tu sarcasmo sobra —espetó ella—. Has leído mi curriculum y sabes exactamente lo que soy.


—Me he hecho una idea, pero me gustaría saber por qué dejaste la carrera de Enfermería —dijo, pero levantó un dedo para que no hablara, casi rozándole los labios—.Guarda silencio y no te muevas. Enseguida vuelvo.


—Sólo iba a decirte que no te metieras en lo que no te importa — murmuró ella testarudamente, pero sólo cuando él hubo salido del despacho. 


Estaba claro que Pedro sabía de lo que estaba hablando al aconsejarle que no hablara, porque nada más hablar deseó haberlo obedecido.


—Alicia está preparándote una taza de té —dijo él al regresar un par de minutos después, con hielo triturado y envuelto en un trapo. Se lo presionó suavemente contra la frente—. ¿Qué tal?


—Frío —respondió ella—. Maravillosamente frío —añadió, ya que lo primero no sonaba muy agradecido. Sin embargo, la idea del té le provocaba náuseas, aunque no se lo dijo—. Gracias —levantó una mano para sostener el hielo, y los dedos se entrelazaron brevemente con los de Pedro al intercambiar posiciones—. ¿Qué está haciendo Valentina? — preguntó, más como distracción que porque realmente le interesara saberlo.


—Siendo Valentina.


Era extraño, pero Paula comprendió exactamente a lo que se refería.

No hay comentarios:

Publicar un comentario