martes, 21 de mayo de 2024

Inesperado Amor: Capítulo 14

 —Lo siento mucho, pero estaba desesperada. No sabía cómo hacerte ver que estás hecha para esto. Pero no soy ninguna estúpida. Lo último que quiero es que te enfades y nunca vuelvas a hablarme ni a trabajar para la agencia.


—Pues no parece que lo estés consiguiendo...


—Sé que no lo parece, pero tienes que creerme.


Paula no quería pensar en eso de momento.


— ¿Qué ha salido mal? Aunque las fotos de madre e hija fueran una tapadera para las revistas del corazón, no puedo creer que Brenda Alfonso se desentienda de su hija hasta este punto. Tuvo que haber hablado con su madre antes de enviar aquí a la niña.


— ¿Sinceramente? No tengo ni idea. Tal vez su secretaria o su agente, o cualquiera de sus lacayos se equivocó al hacer los preparativos. ¿Quién hay en la casa?


—El primo de Brenda, pero dejar a Valentina con él no es una opción. No he visto a nadie más, aunque la niña me ha asegurado que una mujer viene todos los días a limpiar.


—Y tú tienes un vuelo que tomar.


—Y yo tengo un vuelo que tomar. Bueno, ¿Dónde estás? Porque supongo que vendrás de camino, ¿No? —le preguntó, aunque la señal era demasiado clara como para Sandra estuviera hablando por el manos libres del coche.


—Paula, por favor, intenta entenderlo. Si pudiera irme naturalmente que lo haría, pero ya he tenido que aplazar una reunión vital por culpa de esto. No podré salir antes de las seis, y... —se calló de repente.


— ¿Y?


—Nada.


—Dímelo, Sandra.


— Me han regalado unas entradas para la ópera. Es una Gala en Covent Garden, pero si pudiera escaparme a tiempo para hacer algo, me habría sacrificado...


— ¡Calla! Por favor, no te maldigas a mi costa. El Asunto es que, a menos que Mary Poppins se presente en menos de media hora, puedo ir olvidándome de mis dos semanas de descanso.


— Lo siento. De verdad que lo siento. Por supuesto, Brenda Alfonso te pagará el dinero de tus vacaciones...


— No regatees con su dinero.


— Si quiere contratar otra vez los servicios de la agencia pagará lo que haga falta.


— Si bueno, tendrá que correr con los gastos, ya que no creo que mi seguro de viaje cubra esta circunstancia tan especial. Pero lo que menos importa ahora es el precio del billete. Aquí hay una niña pequeña sin nadie para cuidarla.


—Tú estás ahí. Y ya que has perdido el vuelo, podrías ocuparte de ella.


Vaya, qué sorpresa. Paula ni siquiera se molestó en sugerirle que buscara una sustituía. Y además, le había prometido a Valentina que se quedaría.


— ¿Cuánto tiempo?


—No lo sé. El trabajo sólo consistía en dejar a la niña. Pero hablaré con Brenda mañana. Hasta entonces, me tienes en tus manos, Paula.


—Al gigante no va a gustarle nada —dijo ella—. No soporta la compañía.


— ¿El gigante? ¿Ése es el hombre con quien no dejarías a Valentina? ¿Van a estar bien? Tal vez deberías llevar a la niña al hotel más cercano y...


—Maisie quiere quedarse aunque no le guste el gigante, lo que indica que es más gruñón que peligroso...—la voz se le quebró ligeramente al recordar sus ojos, sus manos, el tacto de su camisa. Tragó saliva. Sí había peligro—. Permaneceremos lo más lejos de él que sea posible hasta que tú o Brenda encuentren una solución.


—Eres un sol, Paula. Me aseguraré de que quede reflejado en tus honorarios.


—Oh, no, no vas a convencerme con eso. Estoy de vacaciones. Hace seis meses te dije que no volvería a hacer esto por dinero, y lo dije en serio.


—Pero...


—Pero nada. Limítate a localizar a Brenda Alfonso y averigua en qué demonios estaba pensando, qué va a hacer con su hija y, lo más importante, cuándo va a volver a casa. Mientras tanto, yo iré a decirle a Pedro Alfonso que tiene invitadas.


—Te lo debo, Paula.


”Sí. me lo debes”, pensó ella mientras colgaba. Levanto la mirada y vió a Valentina en la puerta, sosteniendo en brazos una bola de pelo negro.


— ¡Mira, Paula! —exclamó, reluciendo de alegría—. ¡Es precioso!

No hay comentarios:

Publicar un comentario