jueves, 29 de diciembre de 2016

Tiempo Después: Capítulo 24

—Leandro salió a cazar esta mañana, pero no ha vuelto. Todo el pueblo está buscándolo.

—Quizá ha visto un ciervo y va detrás de él. Acaba de oscurecer...

—No lo entiendes —lo interrumpió Paula—. Hoy tenía una partida de billar con sus amigos. No ha nacido el ciervo que le haga perderse una partida de billar.

—¿Dónde están buscándolo? —preguntó Pedro.

—En el camino que va a Black Lake, es allí donde suele cazar.

—¿Dónde está Benja?

—No ha vuelto... ah, ya está aquí.

El autobús del colegio acababa de detenerse delante de la casa. Al ver a Pedro, Benja apartó la mirada.

—¿Me dejas pasar?

—Tu tío Leandro se ha perdido en el bosque, hijo. Están buscándolo.

—¿En serio?

Paula miró alrededor, como perdida.

—¿Dónde está la linterna? ¿Dónde está, Benja?

El chico apartó unas chaquetas del perchero.

—Le puse pilas la semana pasada. ¿Dónde está el tío Diego?

—Con los demás, buscando a Leandro.

—Yo también voy a buscarlo.

 —No, mañana tienes que ir al colegio y...

—¿Por qué no vienes conmigo? —sugirió Pedro—. Serán un par de ojos más.

—Por favor, no te metas...

—¡Pero yo quiero ir, mamá!

Paula dejó caer los hombros.

—Muy bien, muy bien. Pedro, prométeme que no te separarás de él ni un momento.

—Te lo prometo. ¿Lo oyes, Benja? No puedes apartarte de mí.

El niño lo fulminó con la mirada.

—Voy a ponerme las botas.

—Benja—dijo Pedro entonces, sujetándolo por la manga de la chaqueta—. No vas a ningún sitio hasta que me contestes.

Los ojos azules del chico brillaban, desafiantes. Pero Pedro no bajó la mirada. Tenía que ganarse el respeto de su hijo.

—Muy bien, de acuerdo —dijo Benja por fin.

—Estupendo. Y no te preocupes, tu tío Leandro estará de vuelta en casa antes de medianoche. Ya lo verás.

En el camino de Black Lake encontraron un montón de coches. Un ranger con un walkie talkie estaba al lado de su jeep, mirando un mapa.

—¿Se sabe algo? —preguntó Pedro.

—Todavía no. Han buscado en las orillas del lago y en Corkum Hills. ¿Conoce usted el bosque?

—Crecí aquí, así que lo conozco como la palma de mi mano. Al este del lago hay un sitio donde solía haber muchos ciervos... Aquí —dijo Pedro entonces, señalando el mapa—. Benjamín y yo iremos a echar un vistazo, pero tardaremos un par de horas.

—Los bomberos tocarán la sirena cuando lo encuentren. Podrá oírse incluso en medio del bosque.

—Muy bien.

El chico y él se pusieron en camino. Los árboles habían crecido mucho en trece años, pero Pedro reconocía el camino.

—Aquí cerca hay una cueva. Cuando tenía tu edad, solía venir a fumar... Pero nunca le enseñé ese sitio a nadie, así que no creo que Leandro lo haya encontrado.

Benja emitió una especie de gruñido y Pedro suspiró. Había esperado que esa expedición soltara la lengua de su hijo, pero...

—Aún queda un kilómetro —murmuró, intentando no tropezar con las raíces que crecían por todas partes.

Ésas eran sus raíces, literalmente. No debería haber estado fuera tanto tiempo. Si hubiera vuelto antes, se habría enterado antes de la existencia de su hijo. Podría haber conocido a Benja  a los cinco, a los seis años, y quizá entonces el niño le habría aceptado. Pero había sido demasiado testarudo como para volver a casa.

1 comentario:

  1. Muy buenos capítulos! Ojalá Pedro pueda convencer a Benja de darle una oportunidad!

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