sábado, 3 de diciembre de 2016

Engañada: Capítulo 38

Flor  estaba estacionado en casa de Paula cuando vió un Mercedes tras ella y, frunciendo el ceño, salió del coche. Sabía que su amiga no esperaba visitas. Cuando se acercó al Mercedes, reconoció inmediatamente al conductor por la descripción que le había hecho Paula.

— ¿Donde cree que va? —preguntó, furiosa.

Pedro la miró, sorprendido. ¿Quién demonios era aquella bruja?

—Voy a visitar a Paula Chaves. Aunque no creo que eso sea asunto suyo.

La joven se interponía en su camino y Pedro no sabía por qué. Pero tampoco quería enterarse. Lo único que quería era ver a Paula, decirle cuánto la quería...

— ¿No le parece que ya le ha hecho suficiente daño? —preguntó Flor, sin poder contenerse—. Sé quién es usted y si cree que Pau aceptará volver a verlo...

— ¿Sabe quién soy?

—Pau me lo ha contado todo —lo informó Flor ácidamente.

Pedro frunció el ceño. Aquella joven malhumorada era una complicación que no había esperado.

— ¿Dónde está Paula? —preguntó.

—No está en casa —contestó Flor —. Se ha marchado. Y, aunque estuviera, no quiere volver a verlo nunca más, después de cómo la ha engañado...

—Un momento —objetó él—. Tenía mis razones para hacer lo que hice.

— Si esas razones son su errónea creencia de que Pau tenía algo que ver con las estafas de Julián Cox, tengo que decirle que está completamente equivocado — replicó Flor—. Pau ha sido una víctima, igual que su hermano.

—No sé qué está intentado decir, pero sé que Paula y Julián Cox son socios.

—Querrá decir que ha visto un papel en el que dice que son socios — corrigió Flor, cada vez más enfadada—. Es una pena que no compruebe usted las cosas con más cuidado. Si lo hubiera hecho, habría descubierto la verdad.

— ¿Qué verdad?

—Que Julián Cox ha usado el nombre de Pau sin su conocimiento.

—Si eso es cierto, ¿Por qué no me lo contó ella misma?

—Lo habría hecho si no hubiera sufrido amnesia. ¿O es que se le ha olvidado? — preguntó, irónica.

pedro estudió la cara de la joven que había frente a él. No había duda de que estaba diciendo la verdad—. Si hubiera sido sincero con Paula, si le hubiera dicho en el hospital quién era, ella le habría contado la verdad cuando recuperó la memoria.

— Si esa es la verdad, ¿Por qué no me lo contó la tarde que nos conocimos? — replicó él—. Entonces no tenía amnesia.

—No se lo dijo porque antes quería hablar conmigo —explicó Flor.

— ¿Para qué?

Flor sabía que el hombre estaba esperando una explicación, pero después de cómo se había portado con su amiga, no tenía ninguna gana de dársela.

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