–No la necesitamos –dijo ella.
–¿Estás segura que no te resultará más excitante con ella?
–Tú eres suficientemente excitante para mí, Pedro. Tal como eres.
Él sonrió y la felicidad que Paula vió en su rostro la hizo sentirse feliz también a ella.
–Además –continuó diciendo–, nadie nos obliga a olvidarnos de Monsieur Enmascarado para siempre; podría volver en otro momento, si nos apetece. Pero hay algo de nuestro amigo que no quiero perder.
–¿El qué?
–El beso francés, por supuesto –dijo con falso acento francés y después se echó a reír.
–¿Te refieres a esto? –Pedro se apoderó de sus labios y exploró su boca con la lengua.
–Mmmm.
La llevó hasta la pared, donde le apoyó la espalda mientras seguía besándola y encendiendo su cuerpo con cada movimiento de la lengua. El brillo travieso de sus ojos hizo que Paula pensara en lo paradójico que era aquel hombre. Científico. Stripper. No importaba lo que fuera, de cualquier modo era misterioso y digno de confianza, todo en el mismo paquete.
Pedro le agarró la pierna suavemente y se la levantó para poder sumergir los dedos de nuevo en el centro de su ser.
–Estás húmeda y caliente –gruñó con placer–. Estoy loco por tí, Paula Chaves. Te amo.
–Yo a tí también te amo, Pedro. Ahora tómame si no quieres que grite.
Obedeció de inmediato. La llenó con su virilidad, sumergiéndose en ella con la intensidad que ella deseaba. Sus movimientos eran fuertes y enérgicos, pero la expresión de su rostro era dulce y cariñosa. Paula gritó de placer y dejó que su alma se elevara hasta el infinito.
Después quedaron rendidos sobre la alfombra.
–¿Qué es lo que más te gusta del viejo Pedro? –le preguntó unos minutos más tarde, cuando habían conseguido recuperar el aliento.
–¿Qué ocurre? ¿Te sientes inseguro?
–Regálame los oídos.
–Además de tu inteligencia, tu amabilidad, tu amor secreto por la aventura y que estuvieras dispuesto a hacer cualquier cosa por ganarte el corazón de la mujer a la que amas, ¿quieres que te diga algo más?
–Sí –dijo con una sonrisa–. Dime algo más.
–Está bien. Lo que más me gusta es tu trasero.
–Lo imaginaba. Sólo me quieres por mi cuerpo.
Paula soltó una sincera carcajada.
Mientras la estrechaba con fuerza en sus brazos, Pedro comenzó a tararear Je ne regrette rien.
FIN
Qué linda historia Naty!!!!!!!!
ResponderEliminarQue hermosa historia!!!! Genial los ultimos 2 capitulos como todo el corto!!!
ResponderEliminarHermosa historia!!! Cortita pero linda! Me gustó mucho!
ResponderEliminarmuuuuy buena esta historia
ResponderEliminarRecién leo la historia!! Me encantó!!
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