sábado, 28 de marzo de 2015

El Simulador: Capítulo 2

- Sofía: ¿Qué diablos fue lo que ocurrió allí dentro? - exigió saber una hora más tarde, cuando Paula Chaves ya se había marchado -. Esa chica pasó a mi lado como si yo no existiera.
- Pedro: estaba muy alterada - la defendió tomando partido por Paula-. Tenía muchas cosas en la cabeza.
- Sofía: ¿Y tú quién te crees? ¿La doctora Laura, la psicóloga del programa de radio?.
- Pedro: (frotándose la frente) para nada.
- Sofía: ¿Qué hiciste? ¿Escuchaste toda su historia?.
- Pedro: en esencia, sí.
Sofía se puso de pie, tomó sus cosas y se volvió a mirarlo con el entrecejo fruncido al notar que él no la seguía.
- Sofía: ¿Qué estás haciendo?.
Pedro  abría cada uno de los cajones del escritorio de la secretaria buscando la libreta de citas. Encendió el ordenador y lo observó mientras se iniciaba y corría un programa antivirus.
- Sofía: repito, ¿Qué estás haciendo?.
- Pedro: busco la dirección o el número de teléfono de Paula Chaves.
- Sofía: ¿Para qué?.
- Pedro: necesito llamarla
- Sofía: ¿Por qué?
- Pedro: porque necesito aclarar algo-
Él frunció el entrecejo. El ordenador de García no tenía la misma configuración que el suyo. Hizo algunas pruebas con el equipo durante un minuto y trató de no hacer caso a las preguntas de Sofía.
- Sofía: ¿Aclarar qué? - la voz de ella se hizo más aguda y cuando Pedro levantó la mirada vio que el rostro tenía una expresión que presagiaba tormenta.
- Pedro (suspirando): hubo una ligera confusión, cree que soy García.
- Sofía: ¿No le has dicho que el doctor no estaba? - el tono de voz de Sofía le pareció peligrosamente sereno.
- Pedro:  (con los ojos clavados en el ordenador): lo haré.
- Sofía: ¿Y si no encuentras el número?
- Pedro (encogiéndose de hombros): en el peor de los casos, tendré que verla aquí en su siguiente cita, el jueves, y decírselo, sin embargo, espero no llegar a eso. Tiene que estar por aquí en alguna parte.
Por fin Pedro pensó en la solución obvia y buscó en la guía telefónica, pero no encontró a ninguna Paula Chaves en el área de la bahía. Antes de que por fin se dieran por vencidos, él y Paloma habían revisado cada centímetro del consultorio de García sin encontrar información alguna relacionada con Paula Chaves, era como si el doctor no supiera de su existencia.
En el último momento, cuando estaban a punto de marcharse, a Pedro se le ocurrió tomar de una repisa detrás del escritorio el libro de García titulado, "Arregle su vida en veintiún días".
- Sofía: nada de esto habría pasado si yo hubiera podido hablar con ella antes que tú
 El rostro de Sofía se acercaba de manera amenazadora a la cara de Pedro desde el asiento del pasajero de la camioneta Ford.
Mientras dirigía el vehículo comprendió que su socia y amiga tenía razón. Sintió un ligero estremecimiento al pensar en la red de mentiras que había tejido. Sin embargo, a pesar del problema en que se hallaba, tuvo que admitir que no se sentía tan molesto porque Paloma no hubiera sido la primera en hablar con Paula.
- Sofía: cree que eres el doctor García.
- Pedro: sí, ya lo sé - podía oír como cada palabra de su frase parecía cortar el ambiente al entrar en su conciencia.
- Sofía: ¿Y no te comentó nada sobre tu ropa?
- Pedro: le expliqué que era mi día de ropa informal.
Se hizo un breve silencio y luego Paloma soltó una carcajada ronca y sonora.
- Sofía: ¡Dios bendito!. ¡Vaya, vaya, vaya!. ¿Y por qué no le dijiste la verdad?
- Pedro: no lo sé. Simplemente no pude, me pareció tan ... digna de lástima. Tuve la impresión de que ella pensaba que yo era su última esperanza.
- Sofía: pero se va a enterar de la verdad dentro de tres semanas cuando García regrese.
- Pedro: ya habrán terminado sus sesiones para entonces.
- Sofía (sarcástica): ¿Ah,si?, lo olvidaba, está siguiendo el "Arreglo de vida en veintiún días" - (poniéndose seria) Si hoy te pareció digna de lástima, ya verás cuando descubra que no eres psicólogo. Esta chica podría estar sufriendo graves problemas. Dime que no vas a seguir con esto durante tres semanas.
Pedro no desvió la mirada del camino, cuando Sofía se alteraba mejor era no hacerle caso. Se detuvo en el estacionamiento de la constructora Alfonso- Martínez  y apagó la camioneta. Sofía permaneció sentada sin bajar del vehículo.
- Sofía: prométeme que no lo harás.
Él se giró y la miró. Luego negó con la cabeza.
- Pedro: no lo haré.

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