miércoles, 25 de marzo de 2015

Un Extraño Amor: Capítulo 24

La fiesta de despedida había terminado. Las invitadas se habían marchado y, en algún momento de la noche, Monsieur Enmascarado había vuelto a ponerse los pantalones.
Pero no por mucho tiempo.
Nada más se hubo cerrado la puerta tras Zaira y la amiga que iba a llevarla a casa, volvió a poner la música y la música de Wild Thing llenó la habitación.
El Enmascarado empezó a bailar y a desnudarse sólo para ella.
Paula estaba de pie frente a él, comiéndoselo con la mirada. Dios, era increíble. Demasiado guapo como para ser cierto. Sin embargo allí estaba, actuando para una sola persona.
¡Era una fantasía hecha realidad!
Una vez se quedó sólo con el tanga, le tendió la mano y la invitó a bailar con él en el momento en que acababa la canción para dejar paso a Je ne regrette rien.
La conmovedora melodía hizo que a Paula se le encogiera el corazón.
Dió un paso hacia él y dejó que la estrechara en sus brazos. Se dejó llevar por la música, atrapada en el momento en el que la fantasía se unía a la realidad.
Él le dio un suave beso en la frente y Paula supo que no podría seguir controlándose. Se abandonó a él por completo.
Sus cuerpos, apretados el uno contra el otro, se movían al unísono. ¿Haría el amor tan bien como bailaba? Paula tragó saliva mientras rezaba por que así fuera.
Le puso la mano en la cadera con una familiaridad que la hizo estremecer. De pronto dejó de bailar.
–¿Qué ocurre? –preguntó ella.
–¿Crees en el amor? –dijo él con su fingido acento francés.
–¿Qué? –la pregunta la pilló desprevenida. En otro tiempo quizá hubiera creído en cuentos de hadas, pero ya no. ¿Cómo podría hacerlo después del cáncer? ¿Después de descubrir que no podía tener hijos?–. Puede que exista para alguna gente.
–¿Pero para tí no?
Paula negó con la cabeza.
–La vida es demasiado corta como para atarse a una persona.
–¿Y si es la persona adecuada?
–Creo en la pasión –dijo ella–. ¿No te parece suficiente?
–La pasión alimenta el cuerpo, pero el amor alimenta el alma –explicó el Enmascarado.
–Hay muchos tipos de amor.
–¿Como el que sientes por un buen amigo?
–Sí.
Paula  pensó en Pedro. Estaría abajo, solo, seguramente habría oído el ruido de la fiesta a través de los finos muros. Le dolía admitir que Pedro habría sido perfecto para la antigua Paula, la mujer que había sido en otro tiempo.

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