martes, 31 de marzo de 2015

El Simulador: Capítulo 12

Resultaba difícil saber qué era peor: si el remedio o la enfermedad. Vaya que sí. Gabriel García se hallaba sentado donde la enfermera le había dejado: en la orilla de la cama y con las piernas colgando, desnudas y blancuzcas debajo de la bata de hospital.
En realidad había estado bien antes de todo eso, aun cuando sus arterias parecían queso cottage, como explicó el cardiólogo. Sólo ahora, después de haber sido abierto en canal, se sentía fatal.
- Malena: aquí está el periódico-.
Entró su mujer, el golpeteo de sus tacones altos le anunciaba su llegada incluso antes de que entrara en la habitación. Le enfadó verla tan jovial, con un traje nuevo que salió a comprarse a hurtadillas. Ella le arrojó el periódico a la cama.
- Gabriel: ¡Por el amor de Dios Malena, Dámelo en la mano!-.
Algunas veces podía ser muy fastidiosa. Pensó en realizar algunos cambios. Algo como esto... el que lo abrieran en canal a uno, podía obligar a un hombre a hacer una pausa para reconsiderar sus prioridades. Además, últimamente Malena parecía esmerarse en ser molesta. Eran pequeñeces, como arrojarle el periódico, pero realmente le fastidiaban.
- Malena: el contratista dejó un mensaje en el hotel. Quiere saber si hay alguna marca que prefieras para la bañera.
- Gabriel: ¡Debieron pedirla hace una semana! ¿Qué dijiste?
- Malena: te estás exaltando mucho cariño, sólo le diré que espere.
- Gabriel: ¡no harás tal cosa! -. Bajó de la cama de inmediato; todavía le dolía la pierna de la que le extrajeron las venas para la operación. Se las habían sacado como si él fuera un depósito con un montón de materia prima para que ellos jugaran-. ¡Yo mismo tendré que ocuparme de esto, como siempre! .
La enfermera escogió ese momento para entrar con un pequeño vaso de papel en el que llevaba los medicamentos.
- Gabriel: ¿Cuándo podré largarme de aquí?
La enfermera ni se inmutó.
- Enfermera: tendrá que preguntarle al doctor Hammond cuando venga a hacer su ronda esta noche.
- Gabriel: ¡ese payaso siempre viene cuando estoy dormido!
- Enfermera: le dejaré una nota para que lo despierte hoy
-Gabriel: ¡asegúrese de hacerlo!
La enfermera salió sonriendo, como si no lo hubiera oído. Gabriel pensó en su consultorio, que para entonces quizá estaría destrozado por completo y el idiota del contratista ni siquiera había pedido los materiales. Es lo que ocurre al tratar de ahorrarse unos céntimos. Sólo tendría que salir de allí y regresar a casa para encargarse él mismo de todo. Sorprendería a ese tipo. Lo atraparía en el acto de esquilmarlo.
- Gabriel: ¡llama a la línea aérea, Malena, nos vamos de aquí!.
- Malena: Gabriel, creo que deberías recostarte.
- Gabriel: ¡Por el amor de Dios, Malena! ¡Por una sola vez, ¿podrías hacer lo que te pido sin discutir?! -. Eso quiso gritarle, pero lo único que salió de sus labios fue " Por el amor de Dios Malena" y luego su corazón comenzó a saltar y a correr como si fuera un caballo desbocado. Se apoyó en la cama y la enfermera entró a toda prisa.
- Enfermera: alteró su ritmo, a veces sucede. No es un gran problema, pero tiene que tranquilizarse y tomarse las cosas con un poco más de calma-. Explicó unos minutos después, cuando todo había pasado.
- Malena: Gabriel nunca toma nada con calma-. Respondió con tono molesto.
- Gabriel: haz esas reservas para la semana que viene, a más tardar. Tengo la impresión de que las cosas no están bien en el consultorio. Y llama a ese contratista y dile que será mejor que tenga algo que mostrarme o quedará despedido.
Malena asintió aparentemente absorta en usar su dedo meñique para quitar una mota de rímel de sus pestañas. Gabriel se dejó caer sobre la almohada, sentía que el corazón se le aceleraba de nuevo y se preguntó por qué todo le estaría saliendo mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario