Pedro esperó a que su madre terminara la frase pero no lo hizo, sólo se quedó ahí y lo miró con una expresión significativa. Después Pedro se despidió y se marchó. Le embargó la depresión, como si el agua negra de un pantano le llegara a los tobillos y siguiera subiendo. Así se sintió durante el camino de vuelta a casa e incluso por la noche, cuando se suponía que debía estar durmiendo.
Por fin, cerca de las cuatro de la mañana del Lunes, se levantó y condujo hasta su oficina, a la suya, y no al consultorio de Gabriel García. Sacó los planos viejos de una casa en la que había estado pensando y los extendió sobre el escritorio. Preparó una jarra de café y aún trabajaba cuando a las siete de la mañana llegó Sofía. Durante todo ese tiempo, el final de la frase que su madre comenzó le hacía eco en la cabeza "¡Oh qué red tan intricada tejemos..cuando engañamos por primera vez! ".
Su cabello la estaba volviendo loca. Angela Vazquez torció el espejo retrovisor hacia sí para poder echarle un vistazo a su peinado y casi golpea a un Volvo estacionado junto al cual pasó. Maniobró justo a tiempo para evitarlo.
- Angela: ¡Idio+ta!-.
Exclamó para insultar al dueño y después volvió a sus propias cavilaciones. Se lo había cortado de nuevo y su jefe podía pensar lo que le diera la gana.
- Juan: vas a espantar a los clientes -. Se burló él.
- Angela: muy chistoso, pero eso no ha afectado a mis ventas totales el año pasado-.
Juan no pudo argumentar nada ante este comentario. Tal vez él fuera el agente inmobiliario, pero ella lo había superado en ventas tres años consecutivos. Además, la manera en que ella se arreglaba el cabello no era de su incumbencia. No era él quien tenía que peinárselo cada mañana.
Angela consultó la dirección escrita en una hojita adhesiva pegada en el tablero. Al fin dio con la casa. Se detuvo al lado de la acera y miró a su alrededor. Notó que se hallaba a pocas manzanas de distancia del edificio donde había conocido a Paula hacía un año. Cuando Angela fue a colocar el letrero de SE VENDE, se encontró con una mujer que empaquetaba sus cosas en el apartamento encima del garaje; era Paula y su pequeño hijo. Le ofreció a Paula ayuda para buscar una casa y aún le sorprendía la respuesta que le dio.
- Paula: gracias, pero no tengo dinero para una casa
- Angela: tienes parientes, ¿no es así?. Pídeles dinero prestado
- Paula: en realidad no me gusta pedirles nada.
De vuelta en el presente, Angela tomó el teléfono móvil y marcó el número de Paula , le guardaba un poco de resentimiento, sacrificó su bono mensual, pospuso su segunda etapa del Arreglo de vida en veintiún días y todo para qué, Paula ni siquiera le dedicaba media hora a una llamada telefónica para contarle cómo le estaba yendo. Bueno, sí, tal vez ella la había estado llamando a diario, pero algo en la actitud de Paula rayaba en lo ingrato: se mostraba testaruda y no le contaba nada; de pronto tenía muy claro lo que era asunto de Angela y lo que no. Oyó la voz de Paula. De nuevo le respondió el contestador automático.
Volvió su atención a la casa. Horrible, pero la situación podría ayudar. Al menos los muchachos ya habían colocado el letrero. Apagó el motor del coche y reflexionó un minuto antes de bajar.
¡Qué extraña la manera en que el doctor García estaba llevando a cabo la terapia! No se parecía en nada a la de Angelique ni a lo que decía en sus libros. Lo que Paula le había comentado distaba mucho de lo que ella esperaba oír. Ella fue muy vaga al contarle que sólo habían trabajado en algunos proyectos. El doctor García no le asignó a Angela ningún proyecto.
Bajó del coche y se colocó la chaqueta sobre el trasero, tendría que retomar la dieta, no podía permitirse el lujo de engordar cinco kilos. Tomó nota de las reparaciones que habría que hacer antes de vender la casa. El patio estaba casi destruido, alguien tendría que arreglarlo. Hacía falta podar los setos y plantar algo de color en las macetas de las ventanas.
Al volver al coche, volvió a penar en Paula, se encogió ligeramente de hombros. ¿Qué se sentiría al ser pobre, inocente y tener que cargar con un hijo a los veinticuatro? ¡Qué patético! ¡Y con el potencial que tenía! Angela había visto las acuarelas que Paula pintó cuando llegó de Georgia. Muy buenas. Movió la cabeza de un lado a otro. Paula debió haber abortado y seguir en la escuela, pero algunas personas no saben lo que les conviene. Angelique se consideraba afortunada de no ser como ellas. Paula sí lo era y lo que ocurría entre ella y el doctor García le preocupaba.
Paula daba la impresión de ser una criatura indefensa. No sería nada raro que la sedujeran, aunque Angela no imaginaba a alguien como el doctor García convertido en una especie de depredador, pero uno nunca sabe. Paula podía mostrarse un poco torpe, en especial para cuidar de sí misma. Angela descubrió eso hacía casi seis meses. Fue a visitarla un Sábado por la mañana y la encontró contando su sueldo... literalmente. Tenía varios montoncitos de dinero sobre la mesa.
- Angela: ¿no confías en los bancos?
- Paula: para mí es mucho más fácil organizarme de esta manera.
Angela se acercó entonces a la mesa y estuvo curioseando entre los diferentes sobres marcados COMIDA, RENTA, DOCTOR. Halló uno, casi al final, que decía DIVERSIÓN. Lo tomó y lo entreabrió con la uña, vacío, por supuesto. Fue entonces cuando comprendió que Paula nunca podría salir por sí misma de aquel bache. Necesitaba el arreglo de vida. Sin embargo, como Paula era muy testaruda, Angela tardó casi seis meses en convencerla. Cada vez que Angela le ofrecía prestarle el dinero para el Arreglo, ella daba siempre las mismas excusas.
- Paula: Angela, como están las cosas, apenas puedo con los gastos, no puedo aceptar un dinero que no podré pagar.
Angela ofreció regalárselo. No, no, no, no casi a diario, durante un mes. Y por fin, la semana anterior, Paula aceptó. Ella imaginó que por fin había logrado cansarla.
Sin embargo, aquella situación con García constituía un problema y en cierta manera Angela se sentía responsable. Después de todo, fue idea suya. Encendió el motor, miró a su alrededor para comprobar que tenía el paso libre y aceleró. Algo extraño ocurría y ella iba a averiguar de qué se trataba.
wow q capitulos !! no m quiero ni imaginar la reaccion d pau cuando sepa la verdad
ResponderEliminarWowwwwwwwwwwww, qué intensos los 3 caps Naty!!!!!!
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