jueves, 27 de julio de 2023

Un Trato Arriesgado: Capítulo 5

 –Tú también estás estupenda, Alicia –dijo con una sonrisa al ver que las ya rubicundas mejillas se sonrojaban aún más.


–¡No seas zalamero! –exclamó ella al tiempo que le palmeaba los brazos–. ¿Qué te trae a Matchmaker? No creo que un hombre como tú necesite nuestra ayuda.


–¿Tú diriges la agencia? –preguntó aliviado.


Si Alicia era la directora, era obvio que Paula había ido a visitar a su madre adoptiva y no a pedir sus servicios. Alicia asintió con la cabeza.


–Sí. Abrí esta oficina hace unos cuantos años, cuando Paula emprendió sus propios negocios. Siempre había tenido la idea de proporcionar un poco de alegría a la gente que se siente sola, así que después de leer muchas novelas románticas, decidí dar el salto.


–Eso es fantástico –dijo Pedro. Luego pensó en preguntarle acerca del negocio de Paula, pero decidió postergarlo. Tenía mucho tiempo para hacerlo–. Necesito tu ayuda.


–Entra y acomódate.


Pedro la siguió hasta el pequeño despacho, tan bien decorado como la oficina, en el que predominaban los tonos suaves que lo hacían más espacioso.


–¿Qué pasa, Pedro? Cuéntamelo todo –dijo suavemente.


Pedro se reclinó en el cómodo sillón y cruzó las piernas.


–Necesito un cambio de imagen. Mi padre piensa que mi reputación perjudica la imagen de la empresa.


–Entiendo. Regularmente suelo enterarme de tus travesuras a través de la prensa. Eres un hombre muy aficionado a las mujeres.


Él negó con la cabeza.


–No creas todo lo que dicen. Mi vida no es tan emocionante como la pintan los periodistas. De todos modos, mi padre dice que no me dejará participar como socio de la empresa hasta que no mejore mi conducta –dijo al tiempo que se pasaba la mano por el pelo–. Ya conoces a mi padre. Alfonso y Asociados es la niña de sus ojos. No tengo ninguna esperanza hasta que no demuestre «una actitud más responsable respecto a mi vida personal», fin de la cita.


Alicia dejó escapar un suspiro.



–Fui vecina de tu padre durante mucho tiempo. Está muy orgulloso de tí. Él te quiere, independientemente de que tengas pareja estable o no.


¿Amor? Su padre ignoraba el significado de esa palabra.


–Necesito demostrar en la firma que soy un buen abogado que no depende de su padre. Quiero formar parte de la sociedad. Y cuanto antes, mejor.


Le hervía la sangre cada vez que pensaba en las insinuaciones que hacían acerca de su creciente posición en la empresa. Era un abogado de primera clase, sin la ayuda de su padre. Y no porque Horacio Alfonso se la hubiera ofrecido.


–¿Cómo puedo ayudarte?


Ésa era la parte más espinosa de la cuestión. 


–Como te he dicho, necesito un cambio de imagen. Necesito conocer rápidamente a una mujer que concuerde con mi forma de pensar. Había pensado en hacer un trato con ella. Podría acompañarme en calidad de novia estable a todos los actos sociales de la profesión. Naturalmente, cobraría por sus servicios.


Alicia pestañeó.


–Eso suena demasiado frío y calculador. Lo mío es el romance, no la organización de citas. Por lo demás, ¿no crees que sería engañar a tu padre? ¿No hay otro modo de solucionar el asunto?


Pedro negó con la cabeza.


–He hecho indagaciones. Las citas organizadas son la manera más rápida y fácil de conocer a una mujer que encaje con mis necesidades. Sé que el servicio es confidencial, así que mi padre no se va a enterar. Por lo demás, ¿Quién es él para atreverse a juzgar? Basta con mirar su vida privada.


–Sigo pensando que no es correcto ocultárselo a tu padre.


Alicia siempre había defendido a su padre, aunque Pedro no entendía por qué. A veces había sido un progenitor duro de corazón, pero Alicia siempre sostenía que la paternidad no era asunto fácil. El problema era que Horacio Alfonso lo ignoraba todo sobre la paternidad.


–Quiero hacerlo, Alicia. Lo antes posible.


Pedro había puesto las cartas sobre la mesa y ella no se había reído de él. Los ojos oscuros de Alicia lo miraron con una chispa de malicia.


–De acuerdo, basta de sermones. Rellena estos cuestionarios y pondré tus datos en el ordenador. Esta noche irás al Blue Lounge, a las ocho. Yo estaré allí para explicarte cómo funciona el sistema. ¿Alguna pregunta?


Pedro se preguntó a qué se debía la mirada divertida de Alicia. Llegados a ese punto, decidió tentar a la suerte.


–Sí, una. ¿Cómo puedo ponerme en contacto con Paula?


Alicia rompió a reír al tiempo que agitaba el índice ante él.


–Déjalo de mi cuenta, jovencito. Lo sabrás antes de lo que crees. 

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