martes, 7 de febrero de 2023

Desafío: Capítulo 22

 —No. Quizá por eso la relación de Romina y Federico me parece tan especial.


—Aquí parece que hay una epidemia. Me sentía como un intruso en esa fiesta. ¿A tí no te ha pasado lo mismo? —suspiró Pedro.


Paula asintió con la cabeza.


—Sí, un poco. Por cierto, ¿Has visto cómo se miran Luis y Rosa?


—Vaya, pensé que sólo lo había visto yo —rió Pedro—. Tengo que salir más.


—Esa es una buena noticia. Significa que estás recuperándote.


—Pero no puedo conducir.


—A tu hermano le encantaría enseñarte el ganado, los pastos y todo lo demás. Y puedes ir en el cochecito de golf, ¿No?


—Sí, no sé…


—Podrías darle una sorpresa —insistió Paula.


—No lo sé, es posible. Oye, pareces cansada. ¿Por qué no te tomas un día libre?


—No puede ser. Tienes que hacer ejercicio todos los días. Estamos en una fase crítica.


—No te preocupes, no quiero dejar de hacerlo. Mírame, estoy mejor que nunca —sonrió él—. Incluso he engordado un poco. A lo mejor podría usar una sola muleta, ¿No te parece?


—No, será mejor esperar hasta que vayas a la consulta del doctor Morris.


—Sí, es verdad.


Pedro fue a levantarse pero, al hacerlo, resbaló. Paula intentó ayudarlo y acabaron los dos encima de la cama.


—Gracias por tu ayuda, Paula. Pero a partir de ahora, me levanto solo —sonrió él.


Paula intentaba quitarle importancia a la situación, pero le resultaba difícil teniéndolo encima.


—Lo hago por instinto. Normalmente, no dejo que mis pacientes se caigan —dijo, tragando saliva.


—Hace mucho tiempo que no necesito ayuda para levantarme de una cama —sonrió Pedro.


Ella se puso colorada al recordar su cuerpo desnudo.


—Deberías estar orgulloso. Has progresado mucho en poco tiempo.


—Estaré más orgulloso cuando pueda tirar las muletas — suspiró él, apartándose—. Oye, muchas gracias por ir conmigo al rancho.


—De nada. Lo he pasado bien.


—Ya te ví, con ese niño en brazos parecías muy feliz.


Paula apartó la mirada.


—Sí, es que me gustan los niños.


Él se quedó mirándola un momento.


—Siento que las cosas no funcionaran entre Thiago y tú. Tú mereces algo mejor, Paula.


Ella no supo cómo responder. Pero Pedro no parecía esperar respuesta porque salió de la habitación sin decir nada más.


—No sé si yo merezco algo mejor —dijo en voz baja—. Pero mi hijo sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario