jueves, 2 de febrero de 2023

Desafío: Capítulo 19

 —Los Ramírez no van a obligarte a nada. Sólo quieren conocerte un poco, como Luis. Y están impresionados por tu fama.


—Sí, debería haberme traído los cinturones de campeón — replicó él, irónico.


—No te pongas así. Recuerda que también ellos debieron quedarse de piedra al saber que tenían dos hermanos más.


—Sí, tienes razón —suspiró Pedro—. Me comportaré, no te preocupes.


—Luis dice que ahora que la familia ha crecido tanto, cada vez que se reúnen para comer tienen que hacerlo en el comedor de los clientes —sonrió Paula, mientras pasaba bajo el cartel del Círculo B.


—Sí, bueno, vamos a acabar con esto de una vez —suspiró Pedro cuando ella detuvo la camioneta frente a la casa.


—Espera —lo detuvo Paula—. Por supuesto, no quiero que lo pases bien. Si empiezas a pasarlo bien, avísame y te sacaré de aquí a toda velocidad.


—Muy graciosa.


Pedro bajó con la ayuda de las muletas y ella lo ayudó a subir los escalones del porche. Federico salió a recibirlos.


—Ya era hora. ¿Algún problema?


—Nada que no pueda solucionar —contestó Paula.


—Bueno, esta tarde no estás de servicio. Yo me encargo de mi hermano, tú pásalo bien.


—Lo intentaré.


Paula conocía a los Ramírez, pero no mucho. Eran mayores que ella y, en el colegio, iban varios cursos por delante. El comedor estaba lleno de gente y había muchos niños correteando de un lado a otro. Dejó la tartera con arroz con setas sobre una mesa, donde había varias tarteras más, bandejas y hasta una cacerola llena de pollo frito.


—¡Pero si es Paula Chaves! —oyó a sus espaldas.


Al darse la vuelta, se encontró con el ama de llaves del Círculo B, Ella. Era una mujer mayor con pantalones vaqueros y una camisa a cuadros.


—Hola, Rosa. ¿Qué tal estás?


El ama de llaves le dió un abrazo.


—Como siempre, pero tú te has convertido en una belleza. Me habían dicho que habías vuelto a casa… Seguro que tu madre está encantada.


—Sí, aunque no he podido pasar mucho tiempo con ellos. Estoy trabajando.


Ella levantó una ceja.


—Ya sé que los Alfonso son muy guapos, pero no olvides visitar a tus padres, ¿Eh?


—Te lo prometo. Pero es que Pedro necesita toda mi atención durante estas primeras semanas.


—Pues parece que le va bastante bien —sonrió la mujer.


Poco después, se acercaron Juana y Agustina Ramírez. Juana estaba casada con el hermano mayor, Cristian. Tenía una hija, Martina y un niño de tres meses, Germán. Agustina estaba casada con el segundo de los Ramírez, Diego. Tenía dos niños, Ignacio y Santiago.

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