martes, 6 de septiembre de 2022

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 11

 —Muy bien —mintió—. O lo estaría si pudiera recordar cómo es una playa para poder pintarla.


—¿Por qué no vamos todos a la costa mañana y así refrescas la memoria?


—Creí oírte decir que mañana llovería.


—Eso fue cuando intentaba hacerte salir al jardín. Estás un poco pálida. Te esforzaste mucho para hacer de la celebración un día especial. Me parece que fue demasiado.


—¡Tonterías! Deberías estar en alguna parte disfrutando de tu luna de miel, señora Dymoke, en lugar de preocuparte por mí.


—Bien sabes que hemos estado casados casi un año antes de planear la recepción. A este paso nos habremos jubilado del amor antes de poder ir de luna de miel.


—Deberías sacar tiempo para disfrutar de unas vacaciones con Gustavo, Dani.


—Es mala época para salir. Por lo demás, ¿Por qué desperdiciar este tiempo maravilloso cuando tenemos la excusa perfecta para escaparnos en busca del sol en enero? —comentó al tiempo que besaba la frente del bebé dormido—. Y entonces esta pequeña dará menos trabajo.


—¿Va a ser una luna de miel familiar?


—Claro que sí. Nos alojaremos en la casa de un amigo de Gustavo. Y me han dicho que cuenta con personal de servicio para todo. Así que ni siquiera tendré que cambiar pañales. Aunque me gustaría...


—Tienes todo lo que podrías soñar, Dani —Paula intervino antes de que su prima le dijera que se sentía culpable por dejarla sola—. Y por una vez podré trabajar sin que me interrumpan a cada rato —dijo. Justo en ese momento sonó el timbre—. ¿Y ahora qué?


—Tienes visita —dijo Dani.


—¿Sí? —preguntó Paula a través del portero automático.


—Servicio de Comida sobre Ruedas, señora. Como no puede comer conmigo, le he traído el almuerzo.


Los ojos de Dani se agrandaron.


—¿Es Pedro Alfonso? —cuchicheó.


—Tiene que ser él. Es el único con quien me he negado a comer hoy. 


—¿Qué hiciste?


—Hay que tratarlos mal para que se porten bien —declaró intentando reír, aunque sabía que no podía engañar a Dani con su aparente despreocupación.


No debería preocuparse, pero hacía mucho tiempo que no pensaba en un hombre más de cinco minutos seguidos. Y había desperdiciado mucho más de cinco minutos pensando en Pedro Alfonso; por tanto, sí que le preocupaba el asunto.


—Y al parecer la regla funciona —replicó su prima, aparentemente divertida—. ¿Y dejarlo en la puerta también forma parte del plan?


Estuvo tentada de hacerlo. Le había dicho que estaba ocupada y él no le había hecho caso. Eso demostraba falta de respeto... O algo.


—¿Adonde vas? —preguntó tras presionar el botón del portero automático y ver que Daniela se dirigía a la puerta.


—¿Piensas que me voy a quedar y hacer de dama de compañía? — preguntó Daniela justo cuando Pedro aparecía en la sala desde el vestíbulo. Entonces, extendió una mano graciosamente mientras aceptaba un beso en la mejilla—. Hola, Pedro. ¿Cómo te encuentras en el piso? ¿Necesitas algo?


—Todo está bien, Daniela. Les estoy muy agradecido. Incluso el hotel más cómodo pierde su encanto después de una semana —comentó al tiempo que miraba al bebé—. Así que ésta es la hermana de Nicolás, ¿Verdad? —dijo al tiempo que extendía un dedo para que la pequeña lo apretara.


—Saluda, Sofía. Bueno, ahora nos despedimos. Gustavo se pondrá en contacto contigo más tarde para organizar una cena.


—Encantado.


—Paula, si cambias de opinión sobre lo de mañana, házmelo saber — dijo antes de dejarla a solas con Pedro.


—¿Mañana? —preguntó él al tiempo que apartaba la vista de la madre con su pequeña para mirar directamente a Paula.


Ella se encogió de hombros.


—Daniela quiere que pasemos un día en la costa. Pero le he dicho que estaba demasiado ocupada. Y ella sí me ha escuchado. 

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