–Gracias por invitarme a cenar. No me lo esperaba.
Estaban en un café italiano en Boise.
–Me alegro de que no tuvieras otros planes –dijo Pedro.
Paula no podía imaginar manera mejor de pasar un viernes por la tarde.
–Bueno, tengo que admitir que fue una elección difícil. O salía a cenar contigo o me preparaba para el concurso de mañana.
Pedro levantó la vista del menú.
–Me siento halagado de que me hayas escogido.
–Quería que supieras que Carolina está trabajando en las etiquetas para los productos caninos. Se le da muy bien el diseño. Ya verás cuando esté terminado.
–Pedro...
–De acuerdo. Igual me excedí un poco –la miró por encima del menú con ojos pícaros–. Pero te alegrará saber que Caro rotará por distintos departamentos cada semana para ver qué trabajos están disponibles en Fair Face.
–Eso es estupendo.
–Ya veremos cómo sale.
–Ten fe.
Pedro guardó silencio.
–¿Un día duro?
–Lo mismo de siempre.
Esa respuesta tan escueta no era propia de él.
–¿Ya sabes qué vas a pedir?
–El salmón tiene que estar muy bueno. ¿Y tú?
–El especial de fletán tiene que estar riquísimo.
–Sí.
–¿Pasa algo?
–Yo no lo diría así precisamente.
–¿Qué pasa? –Paula bebió un poco de agua para deshacer el nudo que tenía en la garganta.
–Me han nombrado Soltero del Año de Boise.
Paula se atragantó, pero logró tragarse el líquido.
–Vaya. Debes de estar... Muy emocionado.
–Yo no diría tanto.
–¿Entonces no es para tanto?
–Todo el mundo en Fair Face insiste en que va a ser un bombazo publicitario.
–¿Un bombazo?
–Me van a entrevistar en Good Day Boise la semana que viene.
–Vaya. Una entrevista en la televisión. Eso es algo grande.
–Ya me han hecho entrevistas antes.
Paula levantó su copa.
–Enhorabuena.
–¿No te importa?
–¿Y por qué iba a importarme? No veo que tengas un anillo en el dedo.
Pedro guardó silencio. Paula bebió un sorbo de agua.
–Gracias por entenderlo.
–¿Y por qué no iba a entenderlo? Es todo un honor.
–Eres genial. Lo sabes, ¿No?
–Gracias. Aunque no me cabe duda de que las mujeres van a arrojarse a tus pies para conquistar el corazón del Soltero del Año.
Pedro le devolvió la sonrisa.
–Pueden intentarlo si quieren, pero no lo van a conseguir.
–Me alegra saberlo.
–No te preocupes por nada de esto. Solo va a ser una estrategia publicitaria para promocionar los nuevos productos infantiles.
–Soltero y bebés. No es una combinación usual.
–Así es como se hacen los negocios hoy en día.
Negocios... Le había oído decir cosas similares muchas veces, pero esa vez había algo que la inquietaba, algo que no era capaz de explicar con palabras. Era un sentimiento extraño, una voz de alarma.
–Pareces contenta –le dijo él.
–Lo estoy.
–Me has puesto de muy buen humor.
–Estar contigo me hace feliz –dijo ella.
–Quiero que seas feliz.
El corazón de Paula revoloteó. Sabía que era cierto. «Te quiero». Era tan fácil decirlo. Las palabras colgaban de sus labios.
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