jueves, 16 de diciembre de 2021

Curaste Mi Corazón: Capítulo 15

 –Lo entiendes, ¿Verdad?


Pedro suspiró y asintió. Paula alargó el brazo y le apretó la mano.


–Gracias –murmuró, y le soltó la mano y se volvió de nuevo para mirar al animal.


Pedro se quedó mirando su mano, y la cerró, como si así fuera a poder contener la sensación cálida que amenazaba con expandirse por todo su ser.


–¿Crees que no le gusto porque parezco una giganta?


–¡No pareces una giganta!


Paula parpadeó, como sorprendida por la vehemencia de su respuesta. Pedro se levantó, chasqueó los dedos y llamó al perro, que acudió de inmediato y se sentó a sus pies.


–¿Lo ves? Yo soy más alto que tú y no le importa.


–Pero es que tú eres un hombre. Yo soy muy alta para ser una mujer. Supongo que los animales notan esa clase de cosas.


–Tonterías.


–Tú, en cambio, parece que le gustas.


Por la expresión alicaída de Jo supo que era verdad que había adoptado al perro para sí, y no para intentar sacarlo del profundo pozo negro de depresión en el que pensaba que se encontraba.


–Bueno, si su anterior dueño era un hombre, es lógico que esté más acostumbrado a los hombres. Además, seguro que lo echa de menos y no entiende qué está pasando.


–Es verdad, pobrecito –murmuró ella, acuclillándose para abrazar al perro y darle un beso.


Por alguna extraña razón, Pedro sintió una punzada de celos. Se aclaró la garganta y le dijo:


–Cuando vea que le das de comer y lo cuidas, te ganarás su cariño y su lealtad incondicionales.


–¿Tan simples son los perros? –inquirió ella, y con una mueca divertida, como algo avergonzada, añadió–: Es que nunca había tenido uno.


–Sí, no tienes más que darles de comer y tratarlos con amabilidad. Eso es todo. Solo tienes que darle un poco de tiempo para que se adapte. Te sugiero que pongas su colchoneta en la cocina o en el cuarto de la colada.  Así evitarás que se escape de noche para ir en busca de su antiguo amo – le dijo Pedro. Cuando ella se quedó mirándolo sorprendida, añadió encogiéndose de hombros–: Fede y yo tuvimos varios perros de niños.


–Gracias –contestó Paula–. Oye, ¿Y cómo es que estás aquí fuera? ¿Estabas esperando a que volviera? Espero no haberte preocupado.


–No, claro que no. Es que… Iba a dar un paseo –mintió.


–¡Qué alivio! –dijo ella, llevándose una mano al pecho–. Temía que hubieras creído que me había largado con tu deportivo –añadió. Luego se mordió el labio y le preguntó vacilante–: ¿Te importaría que te acompañáramos Rocky y yo?


¿Cómo podría negarse?


–No, por supuesto que no.


–Estupendo –dijo Paula con una sonrisa–. Aunque creo que deberías ponerte al menos un sombrero para protegerte las… –se llevó la mano a la mejilla izquierda, para darle a entender que se refería a las cicatrices de las quemaduras–. Del sol, quiero decir.


Tenía razón.


–Mientras vas por uno, meteré a La Bella en el garaje –dijo Paula incorporándose.


Se subió al coche, y una enorme sonrisa iluminó su rostro cuando lo puso en marcha. Luego pisó el acelerador solo por diversión, y el motor respondió con un suave rugido. Pedro se dió la vuelta y subió las escaleras del porche para que no lo viera reírse.


–Rocky, espero que un día tu dueña tenga su propio deportivo –le dijo al perro, que lo siguió dentro–. Porque lo disfrutará de lo lindo.


Al llegar a su habitación empezó a abrir cajones, buscando un sombrero.


–No me mires así –le dijo a Rocky, que estaba mirándolo absorto y meneando la cola–. No soy tu dueño; tu dueña es ella.


Pero Rocky se limitó a menear la cola con más vehemencia y Pedro sacudió la cabeza mientras se aplicaba protector solar. Cuando volvió fuera, Paula estaba esperándolo, con una gorra de béisbol en la cabeza y las manos entrelazadas tras la espalda.


–Siempre llevo una gorra en la guantera de La Bestia –le explicó, y cuando pasó las manos al frente Pedro vió que tenía una pelota de tenis.


Rocky, al verla, empezó a ladrar con entusiasmo. Paula la lanzó, y el perro echó a correr tras ella. Hizo ademán de seguir al animal, pero como vió que él no se movía, le preguntó:


–¿Qué?, ¿No vienes? 

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