jueves, 1 de julio de 2021

Quédate Conmigo: Capítulo 26

La oficina de correos estaba a solo cinco minutos. A Paula le habría gustado quedarse por allí un rato mirando a la gente, pero eso tendría que esperar hasta que tuviera un día libre. Volvió deprisa y se encontró a Julia Smith sentada en su escritorio, pero no había ni rastro del doctor.


-Toma la llave de casa, yo todavía tardaré un poco.


Paula volvió a la casa y Polo la recibió muy alegre. Julia Smith estaba sentada frente al doctor, escuchándolo.


-Sí -le respondió-. La señorita Chaves, que desea que la llame Paula, se ha instalado sin problemas. Es una chica muy sensata y tiene muy buenos modales. También es rápida para entender las cosas - Julia Smith miró al doctor fijamente-. ¿Quiere que la prepare para que me sustituya?


-¿Sustituirla? ¿No querrá retirarse, verdad? No imaginaría que eso era lo que yo tenía en mente... No me puedo imaginar cómo sería esto sin usted; le explicaré...


Y así lo hizo. Aunque, no le habló de sus sentimientos, pero cuando Julia Smith se levantó para marcharse le preguntó:


-¿Desea casarse con ella?


Él levantó la vista de los papeles.


-Esa es mi intención, Smitty.



Paula, ajena al futuro que él había planeado para ella, se fue a dar un paso con Polo. Las hileras de casas parecían muy iguales y lo mismo sucedía con los canales. De regreso, volvió a pasar por la consulta y vió que las luces seguían encendidas. Esperaba que el doctor no estuviera trabajando todavía. 


Esa noche escuchó las instrucciones de Julia Smith, que le explicó cómo hacer la colada y la plancha, la hora del día en la que podía considerar el baño como suyo y los trabajos de la casa que tendría que hacer, que no eran muchos porque una mujer iba a limpiar dos veces por semana. Ella solo tendría que encargarse de limpiar su habitación y de ser ordenada. Además de ayudar con las comidas y limpiar la cocina. Con un diccionario de holandés y un libro de frases, Paula pasó la mayor parte de la noche en la habitación de al lado de la cocina. Justo antes de irse a la cama, se dirigió a la sala para tomar un té y decir buenas noches. Estaba contenta, pero sabía que le llevaría algunas semanas adaptarse a la nueva vida. Al día siguiente era sábado y no tenía que ir a trabajar. Pensó que se compraría un mapa y daría una vuelta por la ciudad. El domingo buscaría una iglesia y dedicaría la tarde a escribir cartas. Ya había escrito a casa para decir que había llegado bien y para darle a su madre la dirección y el teléfono. También tendría que comprar postales para enviar a Mariana, a la señorita Johnson y a la señora Craig. Cuando le contó sus planes a Julia Smith, esta le dió un mapa y le explicó dónde podía encontrar una iglesia inglesa. Luego le dijo que ella iba a pasar el sábado con una prima.


-Estarás sola todo el día, Paula. Tienes una llave y espero que te encuentres como en tu propia casa.


Paula se dijo que era una chica muy afortunada. Tenía un trabajo, una casa y a Polo. Además, su madre era muy feliz. Por la mañana ayudó a Julia Smith a recoger, después subió a su habitación a buscar su chaqueta y su bolso y, cuando bajó, se encontró a Polo esperándola. También estaba allí el doctor Alfonso.


-Si te apetece dar un paseo, he pensado que podría enseñarte Ámsterdam. Al principio puede ser un poco complicado para un extranjero.


Ella se quedó mirándolo.


-Gracias. Pero no se me ocurriría hacerte perder el tiempo. Tengo un mapa...


-Pero yo soy mucho más fácil de entender que un mapa -le dijo él con una sonrisa-. Los canales se parecen mucho unos a otros, ¿No está de acuerdo, Smitty?


-Sin lugar a dudas, doctor. Y luego será mucho más fácil para Paula moverse por la ciudad, después de que alguien se la haya enseñado.


Paula intentó pensar en algo que no sonara maleducado. Parecía que le estaban planificando su día libre y, aunque le encantaría pasarlo con él, no podía dejar de pensar que estaba con ella por compasión. Pero no podía negarse; por nada del mundo quería ser grosera.


-Eres muy amable. ¿Puedo llevarme a Polo?


-Claro, le hará compañía a Prince.


Al salir, Paula vió el Rolls estacionado en la puerta.


-Pensaba que íbamos a dar un paseo. 

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