-Me preocupo por tus sentimientos.
-¿Por eso te empeñas en seguir con esa idea absurda del matrimonio?
-Antes no te ha parecido tan absurda -le recordó.
-¿Por qué te empeñas en hablar solo del plano físico? -preguntó enfadada con ambos.
-Porque creo que estamos de acuerdo. No me negarás que es un buen punto de partida para un matrimonio.
-Pero no es el único ingrediente necesario.
-También son importantes la comunicación y los intereses comunes. Es como la comunión de las mentes de Shakespeare.
-A algunos les puede gustar la idea -sugirió Paula.
-No como a tí y a mí, ¿Verdad?
¿Habían sido imaginaciones suyas o le había visto apretar con fuerza el volante al hacer la pregunta? Era imposible. El creía que ella opinaba lo mismo sobre el matrimonio que él. Decidió no seguir con el tema porque, para convencerle de que no era así, tendría que confesar y se quedó en silencio. Al cabo de unos minutos, habían llegado a la playa. Se trataba de una franja delimitada para uso privado del monarca y a ella se accedía por una camino que salía desde el palacio.
-¿Es tuya? -dijo recordando que nunca había ido allí de pequeña.
-La añadimos al palacio después de su partida -contestó como leyéndole el pensamiento-. Era difícil ir a bucear a playas públicas.
-Claro, tendrías que ir rodeado de guardaespaldas -dijo mirando a lo lejos, donde había un coche de seguridad.
-Te acostumbras a vivir con ello. Ya verás -dijo encogiéndose de hombros.
-No necesito que me protejan -apuntó molesta ante la idea de que la observaran.
-Pero dejarás que los guardaespaldas hagan su trabajo -objetó enfadado Pedro.
-¿Porque no te fías de mí?
-Porque eres algo precioso para mí -contestó con firmeza.
Ella lo miró sorprendida y pensó que lo decía por la boda, no por ella. Se le hizo un nudo en el estómago. ¿Cómo sería sentir que le importaba por otras razones?
-Si sigues diciendo cosas de ese tipo, empezaré a creer que te importo -dijo Paula con la voz temblorosa.
-Claro que me importas.
-Eso no entraba en tus planes -apuntó confundida.
-El amor no entra en mis planes. Sin posibilidad de divorcio, prefiero casarme por otras razones, pero eso no quiere decir que no me importes. De todas formas, ¿Qué es el amor?
-El amor es que la otra persona te importe, por lo menos, tanto como tú mismo -contestó Paula tras abrir la ventana y aspirar el olor del mar. Vió que Pedro miraba al asiento de atrás, donde estaba Nicolás-. Exacto, es lo que sientes por Nico -dijo triunfante.
-Mi hijo es mi vida y nunca buscará a otro que ocupe mi lugar.
-¿Es eso lo que te ocurrió? ¿Te engañaron?
-No es asunto tuyo -contestó tenso.
-Sí lo es si voy a ser tu mujer.
-No es una posibilidad sino una realidad. Nos casaremos antes de que termine el mes.
-¿Y no vas a decirme por qué no confías en el amor?
Pedro salió del coche, dió la vuelta sin decir una palabra y sacó al niño. Paula le puso una mano en el hombro intentando ignorar la sensación que le producía tocarle.
Se nota que Pedro es mucho más sensible de lo que quiere demostrar!
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