jueves, 18 de febrero de 2021

Juego De Gemelas: Capítulo 46

Paula se preguntó cuántas parejas habrían pasado su víspera de bodas cada uno encerrado en una habitación. Había preferido no volver a salir de su dormitorio para no traicionarse a sí misma. Sin embargo, seguía con atención todos los ruidos de fuera. Al oír sus pisadas cerca, se le aceleró el corazón como si se le fuera a salir del pecho, pero él pasó de largo hacia su dormitorio. Se quedó dormida y cuando se despertó al día siguiente se encontró a Pedro haciendo largos en la piscina. Observó con deseo los músculos de sus brazos y de sus piernas. Parecía como si estuviera quitándose de encima, alguna frustración. Al pensar que podría ser algo relacionado con ella, una llamita de esperanza se encendió en su corazón, pero se apresuró a apagarla. La noche anterior, había intentado hacerle cambiar de parecer sobre el amor, pero se había dado cuenta de lo bien que le venía su planteamiento cínico para sus propósitos, así que no iba a volver a cometer el mismo error. Mientras ella tomaba un café, un cruasán y unas fresas, Pedro estaba cambiándose en el vestuario situado junto a la piscina. Se le oía silbar. Ya podía, era un hombre que tenía todo que ganar y nada que perder. Al verlo con un polo blanco, pantalones azul marino y el pelo mojado, ella deseó retroceder hasta la noche anterior, pero se dió cuenta de que habría sido exactamente igual. Ella intentando convencerle de que el amor merecía la pena y él con su perspectiva cínica. No habría servido de nada. Le dijo que él ya había desayunado y que en una hora pasaría un coche de palacio a recogerlos.


-No te asustes si, al llegar a palacio, la gente te mira y cuchichea. Forma parte de la tradición y, si la novia se sonroja, se toma como que han ido más allá de lo debido.


-Como no ha sido nuestro caso, no habrá problema.


-¿Te hubiera gustado que no fuera así?


-Obviamente, no. Yo estoy aquí en contra de mi voluntad -contestó esperando estar disimulando bien.


-¿Sigues negando la realidad, Paula? No me costaría mucho que te sonrojaras delante de todo el personal de palacio si quisiera.


-No me atrevería a tentarle, Alteza -dijo pensando que podría sonrojarse solamente por sus pensamientos.


Pedro pensó que ella no tenía ni idea de lo tentado que se había sentido la noche anterior de darle motivos más que suficientes para sonrojarse. Menos mal, que Paula se había ido temprano a la cama. El príncipe no tenía intención de dejar que pasara mucho tiempo más. Solo tenía que solucionar un pequeño detalle. Con un poco de suerte, estaría resuelto para cuando llegara a la oficina. Por eso estaba impaciente por irse.


-Si tuviéramos tiempo, te enseñaría hasta qué punto me has tentado -le prometió sintiendo que se le tensaba el cuerpo. Nunca había conocido a una mujer como ella. Deseaba llevarla a la cama, pero todavía no había llegado el momento-. Por desgracia, tendremos que seguir hablando de ello en otro momento. Tengo que solucionar un problema importante en palacio.


Paula intentó no molestarse porque él se quisiera ir, aunque era evidente que Pedro se había alegrado de que aquella noche terminara. Habían cumplido con la tradición y él se moría por volver a su vida de siempre, con su cínica idea sobre el amor. Aquello quedó confirmado cuando llegaron a palacio y él se fue directo a su despacho. Aquello le dolió, pero se alegró de que él no se diera cuenta de cuánto. Se fue a su habitación con la cabeza bien alta y sin llorar. Sería mejor que se fuera acostumbrando porque aquello era lo que le esperaba como princesa. Se duchó y se puso el biquini dorado para ir a nadar un rato. Justo cuando se disponía a salir, sonó el teléfono. Era Carla.


-¿Dónde has estado? Te llevo llamando desde ayer por la noche.


-Con Pedro -contestó Paula deseando que su hermana no quisiera saber los detalles.


-Ariel y yo tuvimos nuestra primera gran pelea ayer.


-¿Qué ha pasado? Creí que todo iba bien.


-Sí, hasta que le dije que estaba pensando en ir a Carramer porque me parecía lo justo hacia tí. Ariel se puso como una fiera, me acusó de preferir convertirme en princesa que casarme con él y se fue. 

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