martes, 16 de febrero de 2021

Juego De Gemelas: Capítulo 42

Pedro no sabía muy bien qué estaba haciendo obligando a Paula a casarse por poderes. Pensó en las caras de sorpresa de sus ministros cuando les dió la noticia. El respeto que sentían por su rango y su título les había impedido expresar su consternación, pero una sola pregunta se reflejaba en sus ojos: «¿El Príncipe se ha vuelto loco?». Solo su hermano Gonzalo se atrevió a preguntarle.


-Sé que te sugerí que hicieras valer aquel compromiso, pero mi intención no era que las cosas llegaran tan lejos. ¿Qué harás si Carla no quiere casarse contigo nunca? -Gonzalo entrecerró los ojos-. Eso es exactamente lo que quieres, ¿Verdad? Tú siempre has estado enamorado de Paula, desde pequeños. ¿Te quiere ella?


-Su comportamiento denota que no. De todas formas, el compromiso era entre Carla y yo.


-Pero una boda por poderes te da derecho a reclamar a Paula como esposa. Una buena estrategia.


Pero falsa. Sus sospechas se vieron confirmadas el día que se la había encontrado en el invernadero. Había esperado que confesara, pero no lo hizo. Prefirió irse a hurtadillas que enfrentarse con él. Era exactamente igual de amoral que la primera esposa de su hermano. Se sintió orgulloso de sí mismo por haber rechazado lo que sentía por ella. Si aquello era amor, él no quería tener nada que ver. Recordó que Paula había cambiado sus planes al enterarse de que Nicolás estaba enfermo. En aquellos momentos, podría estar en Estados Unidos, pero le estaba esperando en la Isla de los Ángeles. Se había mostrado muy sorprendida cuando él le anunció sus intenciones de casarse por poderes, pero no había opuesto resistencia, como él habría esperado. Aquello le hizo dudar... ¡No! No podía fiarse de ella después de lo que había hecho. El problema era que la deseaba más que a cualquier otra mujer. La vió en sueños, se entregaba sin reservas, confiaba en él, lo quería. Cuando se despertó, se dió cuenta de que el deseo no era lo mismo que el amor. Se arrepentiría toda la vida de haber sentido deseo por Sandra cuando ella se le había insinuado, pero nunca habría cedido. Sin embargo, aquello era una advertencia para que no confundiera deseo con amor. ¿Por qué, entonces, seguir adelante con una unión que Paula no quería y que él temía porque iba a terminar con su independencia? No podía dejar que se fuera. Tan simple como eso. A pesar de todas las razones que tenía para rechazarla, una parte de él se negaba a hacerlo. Como la única manera de que se quedara con él era casándose por poderes, eso era exactamente lo que iban a hacer.


-El amor es complicado, ¿Verdad? -le preguntó su hermano posando una mano en su hombro.


-Te lo diré cuando lo experimente.


-Resístete todo lo que quieras, hermano, pero cuando te encuentras con una cara bonita y un carácter dulce, un príncipe es tan vulnerable como cualquier otro hombre.


-¿Eso lo dice la voz de la experiencia? -sonrió Pedro.


-Sí. No debes dejar que mi experiencia con Sandra te haga desconfiar del amor. Nunca hemos hablado de ello, pero sé que hizo todo lo que pudo para meterte en un lío.


-¿Lo sabías? -preguntó Pedro sorprendido.


-Sabía desde el principio que cuando se mató había quedado contigo. Antes de irse, me insinuó que tú le habías pedido una cita.


-Dios mío, Gonzalo, yo solo accedí a quedar con ella para intentar que entrara en razón. Te juro que no había nada entre nosotros. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario