jueves, 28 de enero de 2021

Juego De Gemelas: Capítulo 21

Pedro estaba observando con atención y esperando una respuesta.


-Vendrá en cuanto su trabajo se lo permita -contestó siendo todo lo fiel a la verdad que pudo.


-¿Sigue llevando el mayati que le regalé?


-Sí, como yo. No se lo suele quitar nunca. En Estados Unidos, me suelen preguntar qué significa.


-¿Y lo dices? -preguntó Pedro desafiante.


Le entraron ganas de abofetearlo. No iba a permitir que avergonzara a su profesora, que seguro que no sabía el significado al que se refería él.


-Hacía años que no comía guayaba -dijo cuando le pusieron el postre delante librándose así de contestar.


-Dicen que es la fruta de los amantes porque es agridulce -comentó Pedro secamente apartando su cuenco-. Perdón, voy a ver a Nicolás y estaré aquí para tomar el café. Terminen ustedes de cenar. Seguro que tienen muchas cosas que contarse.


Una vez a solas con Isabel, Paula apartó su postre.


-¿Por qué te estás haciendo pasar por tu hermana? -preguntó Isabel.


-¿Cómo lo has sabido?


-¿Así que es cierto?


-Sí.


Isabel suspiró.


-En cuanto ví que llevabas el mayati en forma de pájaro lo supe porque el de tu hermana era una tortuga.


No se le había ocurrido cambiárselo y ya era demasiado tarde.


-Por eso tuve que venir yo -dijo terminando de contarle todo a Isabel.


-Imagino que no tienes intención de contarle al príncipe la verdad.


-Carla teme que la busque y arruine sus planes de boda con su novio.


-Eso explica los motivos de Carla, pero no los tuyos. ¿Por qué has ido tan lejos?


-Para ayudar a mi hermana.


-¿Y a tí misma? 


-No te entiendo.


-¿No estás enamorada del príncipe Pedro ni siquiera un poquito?


-Claro que no.


-Sé perfectamente cuándo mientes, a pesar de que ya no seas una cría.


-¿A tí?


-No, a tí misma. Aceptaste por eso, ¿Verdad?


-Quería ayudar a Carla, pero también quería volver a ver a Pedro.


-Entonces, ¿Cuál es el problema?


-Que Pedro no quiere casarse por amor, por eso ha recurrido al compromiso -dijo pensando que, en realidad, seguramente seguía enamorado de la madre de Nicolás. Prefirió no decirlo porque no sabía hasta qué punto aquella relación era conocida.


-¿Y tú qué quieres?


-¿Yo? Yo quiero... -no quería admitirse a sí misma que estaba enamorada de él. De todas formas, a él le daría igual, no querría su amor. Lo que él quería era un matrimonio sin ataduras que le permitiera seguir siendo un príncipe ligón-. ¿Eso qué importa? Cuando se entere de todo, no querrá nada de mí.


-Entonces, no tienes nada que perder contándole la verdad.


-Tienes razón y lo haré en cuanto Carla esté a salvo, casada con Ariel -sonrió amargamente Paula.


-¿Cuándo se casan?


-Pronto, espero -Isola la miró confusa-. Están en Las Vegas y, hasta que no me llame, no sabré nada porque no tengo dónde localizarla.


-Eso sí que es un problema. A no ser que tu hermana haya cambiado mucho, no creo que tenga ninguna prisa por echarte una mano.


Paula se sorprendió de lo bien que Isabel las conocía. Ella pensaba lo mismo, pero no quería admitirlo. Estaba sola.


-¿Tú qué harías? -le preguntó a Isabel.


-Yo voy a hacer lo que el príncipe me ha pedido, es decir, enseñarte todo sobre la cultura y el idioma de Carramer.


-¿No le vas a decir nada? 

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