—Ya lo entiendo —apuntó—. Esperas que el padrino se fije en tus amplios encantos si…
Aquella vez fue Pedro quien se interrumpió. No estaba siendo muy afortunado con sus comentarios, la verdad.
—¿Amplios? —dijo ella enarcando una ceja.
Sin esperar a que Pedro contestara, se inclinó hacia delante para sacar de su bolso una agenda. Al hacerlo, él tuvo un primer plano de su escote y se le secó la boca.
—El día D es el treinta de abril. Ese día tengo la última prueba de vestido. ¿Se puede hacer?
Llevaba los labios sin pintar, pero su boca era grande y atractiva, como el resto de ella.
—Tres semanas… —apuntó Pedro intentando concentrarse—. En ese tiempo se pueden perder alrededor de tres kilos.
—Yo tengo que perder diez.
—No nos gustan los regímenes ultra rápidos porque son malos para la salud y, además, el peso perdido se recupera. No te preocupes, entre la dieta equilibrada y el deporte, lo conseguirás. Si te lo tomas en serio, claro, y lo haces bien. ¿Estás convencida?
—¿Estoy convencida?
—Entiendo que quieras perder peso para la boda de tu hermana, pero te recomendaría que te lo tomaras con calma. Adelgazar mucho lleva su tiempo.
—Mira, ya he hablado de todo esto con Jimena, tu jefa, ¿De acuerdo?
—Mi jefa… —dijo Pedro disimulando una sonrisa—. Muy bien, pero que conste que lo que te he dicho ha sido porque me parece una salvajada realizar un esfuerzo sobrehumano solo para un día.
—¿Solo? —repitió ella echándose hacia delante, dejando el escote a la vista de nuevo—. Para que lo sepas, no es solo para un día. No soy la novia, pero el padrino va a ser Marcos Gray, ¿Sabes? Por eso es tan importante para mí adelgazar.
—¿Marcos Gray? —dijo Pedro como si aquel nombre no le dijera nada.
—¿No sabes quién es?
—No, lo siento.
—Un actor súper famoso de ojos oscuros, pelo rubio y trasero estupendo… Aunque dicen que utiliza dobles para las escenas de…
—Muy bien, muy bien —la interrumpió Pedro—. Ya sé quién es —añadió preguntándose qué tendría que ver Paula Chaves con aquel guaperas por el que todas las mujeres perdían la cabeza—. Supongo que es una buena recompensa por tener que vérselas con los ratones de los pajes.
—Desde luego —contestó Paula—. Aunque me gustaría ser yo la recompensa por que él no perdiera las alianzas.
De repente, Pedro entendió quién era Paula Chaves.
—¿Eres hermana de Isabella Chaves? —le preguntó recordando las portadas de aquella mañana que anunciaba su boda a bombo y platillo—. Perdona, no me había dado cuenta.
—No pasa nada. Todo el mundo se queda boquiabierto. Incluso a mi madre le cuesta entender que seamos hermanas y llevemos los mismos genes.
—A mí sí me parece que se parecen—dijo Pedro sinceramente.
Tenían los mismos ojos y, tal vez, tuvieran el mismo cuerpo, pero Paula lo había recubierto de una capa de grasa que su hermana había preferido evitar. Parecía que ahora Dodie estaba dispuesta a poner remedio a aquel error. Y deprisita. Por Marcos Gray. Ahora entendía las razones de Jimena para dejar que su amiga utilizara Lake Spa gratis. Se preguntó si estaría equivocado, pero comprendió que no porque Jimena había dejado instrucciones a Nadia de que tomara fotos de Paula antes, durante y después de su estancia. Era obvio que, aunque eran amigas, Jimena había visto el negocio. Claro. La prensa rosa pagaría una fortuna para, además de cubrir la boda de la hermana famosa, tener el reportaje humano de la hermana gordita. Ya se imaginaba las fotografías. Paula en mallas y con el pelo recogido de cualquier manera con una horquilla de un animalito. Obviamente se había vestido con lo primero que había encontrado a mano para que el resultado de la transformación fuera más espectacular. Sudando en nombre de la belleza, todo con el logo de Lake Spa en primer plano, claro. Y, por último, convertida en un cisne bailando con el galán de moda. Solo había un problema. Nadia estaba en el hospital. ¿Quién iba a hacer de hada madrina para obrar el milagro? Cuando se disponía a llamar a recepción para preguntar quién se podría hacer cargo de ella, dudó. Era un asunto delicado. La boda de Isabella Chaves era la noticia del año y era obvio que Jimena, que conocía a su equipo, había elegido a una persona discreta para hacerse cargo de la hermana de la novia.
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