—¿Y?
—Damián Jackson.
—Eso ha sido una puñalada trapera.
—Por tu bien. Te prometo que Pedro sabe lo importante que todo esto es para tí…
—¿No le habrás contado lo de Damián?
Que un hombre la hubiera tomado el pelo era doloroso, pero que lo supieran los demás sería insoportable.
—Tranquila. Él solo sabe que quieres estar guapa para la boda de tu hermana y para el guapo de Marcos Gray. Que conste que eso no se lo he dicho yo sino tú, y que ha aceptado por hacerme un favor.
—Y por el dinero, supongo.
—¿Qué?
—Bueno, supongo que no trabajará por amor al arte, ¿No? ¿Qué te pasa? Menuda tos tienes.
—Sí, es que tengo la garganta un poco irritada —contestó Jimena—. No te preocupes por el tema económico. Te prometo que no vas a pagar tú su tiempo.
—Exacto, porque no lo quiero. ¿Qué te habría parecido a tí que te metiera a un desconocido en tu casa?
—¿Si fuera tan guapo como Pedro Alfonso? Estaría encantada. No sé qué problema tienes. Te recuerdo que en la universidad compartimos piso con chicos rarísimos y nunca dijiste nada.
Paula se limitó a gruñir.
—Pedro Alfonso no tiene nada que ver con aquellos bobos que no sabían ni fregar un plato. Es de otra liga, te lo prometo.
—¿Ah, sí? ¿De cual? —le preguntó Paula.
—De la primera, de verdad. No tienes por qué preocuparte de que esté en tu casa.
—Pareces muy segura. ¿Me estás ocultando algo?
—¿Como qué?
—¿Lo has probado?
—Por favor, Pau. Ya sabes que no conviene mantener relaciones en el trabajo, siempre salen mal… —se interrumpió al darse cuenta de la metedura de pata—. Perdón.
—No pasa nada —contestó Paula.
Lo último que quería era que su mejor amiga no pudiera hablar con naturalidad de ciertos temas. Además, estaba intentando ayudarla y ella no se lo estaba poniendo fácil. No era justo.
—Muy bien —dijo por fin—. No es Marcos Gray, pero, ¿Qué se la va a hacer? Además, así me podrá revisar las cañerías.
—¿Cómo? —dijo Jimena confundida—. Eh, sí, no sé. Pregúntaselo. Al fin y al cabo está ahí para hacer realidad tus sueños.
—¿Estar guapa para bailar con un actor que no se va a acordar de mí al día siguiente? ¿Dar envidia a mi ex? ¿Qué tipo de ser soy?
—¿Humano?
—Cierto. Un ser humano que debería buscarse nuevos sueños —dijo pensando que no era solo su cuerpo lo que debería cambiar.
—¿Y por qué no lo haces? Ya va siendo hora de que hagas las cosas por tí. Uy, me parece que se te va a quedar el teléfono sin batería —apuntó Jimena al oír unos ruiditos—. Bueno, da una oportunidad a Pedro, por favor. No te arrepentirás.
Efectivamente, la línea se cortó y Paula se quedó mirando el aparato.
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