—Con un sari antiguo —lo corrigió intentando mantener la calma y sin mirar a Pedro.
—¿Quieres leche, Damián? —le preguntó Pedro poniéndole una taza de café solo en la mesa—. Me temo que no tenemos azúcar.
—¿No tienes azúcar? No me puedo creer que hayas cambiado tanto —contestó Damián mirando única y exclusivamente a Paula.
«Pues sí. Me he deshecho de todo lo que me recordaba a tí, incluso de buena parte de mi piel, que me froté hasta hacerme sangre», quería decirle. Pero no quería que supiera que había sido tan importante en su vida ni que le había hecho tanto daño.
—¿Qué quieres, Damián? —le volvió a preguntar.
—Nada personal. He venido en nombre de la universidad —contestó mirando a Pedro como para indicarle que se fuera y los dejara a solas. Pedro, lejos de hacerlo, se apoyó en el fregadero con el café en la mano—. Como sabrás, este año son las Conferencias Armstrong.
—¿Las Conferencias Armstrong? —dijo Pedro negándose a quedar fuera de la conversación.
Damián miró a Paula como si fuera una cosa entre ellos que nadie más comprendiera.
—Sí, una serie de conferencias patrocinadas por el grupo Armstrong Media, de Melchester, que es un grupo muy importante con ideas muy buenas para expandir la cultura. Tienen canales de televisión, eventos deportivos y muchas cosas más. ¿No lo conoce? —preguntó probando el café—. Está muy bueno. A mí nunca se me ha dado bien hacerlo.
—No es difícil. Como todo lo que merece la pena hay que dedicarle tiempo y ganas.
—Soy un hombre muy ocupado —apuntó Damián como queriendo decir que tenía cosas más importantes que hacer que preparar café.
Paula contuvo el aliento, pero Pedro se limitó a sonreír. A Damián seguramente lo había engañado, pero a ella no. Había sido una sonrisa superficial.
—Tú sabes que no tengo mucho tiempo, ¿Verdad, Paula? —dijo Damián poniéndole una mano en el hombro.
—¿Y qué tienen que ver las conferencias con Paula? —intervino Pedro de nuevo.
Paula aprovechó la confusión de Damián para apartarse. Éste tomó aire. Se notaba que estaba irritado y no podía esconderlo.
—El tema de este año es «El arte en el siglo XXI» —contestó sin molestarse en girarse para mirar a Pedro—. Materiales y técnicas nuevos. Paula es toda una experta en el uso del ordenador para diseñar telas. Fue una gran pérdida cuando se fue, pero entendimos que su carrera personal fuera más importante. Paula, no hace falta que te diga que va ir gente muy importante, pero podría intentar convencer al organizador para que te incluya entre las conferenciantes.
—¿Cuándo va a ser eso? —volvió a interrumpir Pedro.
Menos mal que lo había preguntado él porque Paula se había quedado sin palabras. Ser conferenciante en un evento así la catapultaría a la fama, saldría en la prensa y todo… Podría ser tan famosa como su hermana.
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