jueves, 18 de octubre de 2018

El Engaño: Capítulo 41

-¿No le preocupa que una chica que ha aparecido desnuda en otra revista le de mal nombre a la publicación? -preguntó con dolor.

-También me ha pedido que te presente sus excusas por el malentendido - confesó-. De haber sabido que era tu hermana, no habría despedido a una periodista tan valiosa.

¡Lo sabía desde el principio! Paula estaba boquiabierta. La taimada señora quería salvar las apariencias con hipocresía, al darse cuenta de la influencia que ella tenía en sus lectores. A cualquier precio deseaba reincorporarla a su empresa antes de que alguna revista rival la contratara. Paula se rió encantada.

-¿Puedo tomarme un tiempo para pensar la respuesta?
-Todo el que necesites -respondió Rafael muy serio-. Para variar,  ¡Disfruto viéndola bullir en su propia salsa!

-Eres incorregible, Rafael -le amonestó, aunque concordaba con él.

A la poderosa mujer le haría provecho saber que no podía tratar a las personas como si fueran peones en un tablero de ajedrez.

-Tengo entendido que has vivido por aquí otra historia de interés humano -Rafael le tenía otra sorpresa.

-No comprendo -comentó intrigada.

-Me he enterado de que te has comprometido con Pedro Alfonso.

-¿Cómo te has enterado? -abrió desmesuradamente los ojos.

-¿No te dije que Leonardo Bedford era amigo de Vanina Philmont? La llamó para darle la noticia y ella me la transmitió. Creo que es otro motivo por el que te ofrece el puesto. Le aterroriza la idea de que puedas sucumbir al aliciente de un hogar con hijos.

-Dile que no tiene por qué preocuparse.

-¿He dicho algo malo? -preguntó.

-Sin intención -le aseguró de inmediato-. Hemos ido muy deprisa, eso es todo - no quería decirle que habían roto el compromiso. Tendría que dar demasiadas explicaciones y no le apetecía hacerlo-. Hemos decidido pensarlo más despacio.

-Entonces, ¿No estás molesta porque dejara que viniera Alfonso en vez de Laura Healey? -preguntó tranquilizado.

-¿Cómo iba a comprometerme con Laura? -respondió obligándose a mostrar buen humor.  De hecho, creía que todo habría resultado diferente si Rafael no hubiera aceptado el cambio. No se había comprometido con Pedro y Vanesa no estaría en estado de coma. Pero no podía culpar a Rafael por los caprichos del destino, de modo que ocultó su tristeza-. Tus intenciones eran buenas.

-Me alegro de que comprendas, pero Alfonso es muy persuasivo cuando quiere.

Paula lo sabía muy bien.

-No hablemos de él -pidió con firmeza-. ¿Cómo van las cosas en la empresa?

Hablaron del asunto un rato más, pero cuando Rafael intuyó que Paula no se sentía del todo bien, dijo:

-Todavía estás convaleciente, así que te dejo. ¿Le digo a la señora Philmont que nos vas a llamar?

-Sí -aceptó. Iba a necesitar trabajo cuando se fuera de Bedales-. Además, dile que le agradezco su generoso ofrecimiento.

La expresión divertida de Rafael dió a entender que la señora Philmont sólo pensaba en su propio provecho. Paula quedó agotada después de acompañar a Rafael al coche y despedirse de él.

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