-Te equivocas -insistió-. Nuestros padres siempre estaban orgullosos de tí. Saben que nunca tendrán que preocuparse por tu futuro, sin embargo, siempre intentaban buscarme un buen marido para que me cuidara -la voz se le quebró y sollozó-. ¡Que me cuidara como si fuera retrasada mental!
-Estoy segura de que no pensaban eso. Se preocupaban por tí porque parecía que sólo te importaba divertirte -con desesperación, trató de convencerla de que estaba equivocada-. ¿Qué me dices de Pablo Bowden? Pensaba casarme con él, cuando me enteré de que me había utilizado sólo para acercarse a tí.
-¿Ese bulto sin cerebro? -preguntó Vanesa disgustada, lo que dejó pasmada a Paula-. Tuviste suerte de librarte de él. Sólo buscaba una cosa y sabía que no la iba a conseguir de tí sin antes colocarte una alianza en el dedo. Pensaba que conmigo iba a ser más fácil -rió con amargura-. Me dijo claramente que me consideraba como una chica ligera de cascos. ¿Te parece agradable?
Paula sintió como si Vanesa la hubiera golpeado, y se apoyó en el respaldo. Se había pasado años culpándola por haberle quitado a Pablo. ¡Qué equivocación! Si la había abandonado era sólo porque pensaba que le sería más fácil llevarse a Vanesa a la cama. Pablo no había pensado nada más que en sexo, aunque hablara de amor. Durante mucho tiempo había creído que Vanesa era la afortunada y que caminaba por la vida sin preocupaciones. ¡Y resultaba que su hermana le tenía envidia! No podía asimilar tanto y, cansada, movió la cabeza.
-No comprendo nada de esto, Vanesa. ¿Por qué no me has revelado nunca tus sentimientos?
-La peor humillación habría sido que me tuvieras lástima. Te habría gustado, ¿Verdad?
-No, te habría intentado ayudar -por la expresión de Vanesa, comprendió que estaba malgastando las palabras.
Su gemela había vivido tanto tiempo teniéndole celos que nada de lo que dijera cambiaría los hechos. Decidió enfocarlo desde otro ángulo.
-Tienes éxito como modelo -comentó-. ¿No significa nada para tí?
-¿Qué otra cosa puedo hacer? -preguntó con amargura-. Además, entre las modelos mi belleza es tan común como la arena en la playa.
-¿Has posado desnuda solo para hacerte famosa?
Vanesa negó con un enérgico movimiento de cabeza.
-Lo he hecho porque sabía que era lo único que tú no harías jamás.
-¿Has expuesto tu cuerpo ante todo el mundo por el rencor que me tienes? No me puedo creer que hayas ido tan lejos.
-Créetelo -declaró Vanesa-. ¿No ha dado resultado? Todos han pensado que eras tú y te despidieron por ello.
-Parece que te alegras.
-Me alegré. Por primera vez estábamos mano a mano y ni siquiera tu elevado coeficiente intelectual podía ayudarte. Pero después, como siempre has sido la última en reír. ¿Quién iba a imaginar que Pedro se enamoraría de tí?
-¿Qué más te da? -preguntó Paula tensa-. Él me ha asegurado que entre ustedes no hay nada.
-He tenido un pequeño descuido --comentó en tono desagradable-. He venido para rectificarlo.
Paula sintió que se ahogaba oyendo a su hermana hablar con tanta indiferencia y crueldad.
Cuánto odio!! Ya estaría pegándole un raje violento!! Es demasiado buena Pau
ResponderEliminar