martes, 25 de septiembre de 2018

El Engaño: Capítulo 14

-Aún no lo sé, pero quizá... De todas formas, no la voy a encontrar a tiempo de que haga las fotos de la playa mañana. ¿Te molestaría posar un día más?

Lo haría un día y muchos más, pensó Paula, pero parecía que no era lo que Pedro quería. Puede que lo hiciera por no quitarle tiempo, pero, seguramente, era porque prefería estar con Vanesa. Por experiencia, ella sabía que a los hombres siempre les gustaba más su hermana, pero sin saber por qué creía que Pedro sería la excepción. ¿Sería porque ella disfrutaba a su lado? Pensar así era una pérdida de tiempo porque él parecía haber hecho su elección.

-Es hora de irme. Gracias por la copa -se puso de pie.

Rehusó el ofrecimiento de Pedro de llevarla a casa, diciendo que tenía cosas que hacer en el camino. Pero no dejó de pensar en él en toda la tarde e incluso en sueños. A pesar de que no debía ilusionarse con volver a verle, descubrió que estaba impaciente por llegar a la playa a la mañana siguiente. Como no era fin de semana, podía haber ido a la playa en su coche porque no había problemas para aparcar, pero decidió no arriesgarse y tomó un taxi. El Mercedes deportivo de Rowan estaba al lado de la camioneta roja que, supuso,  era de Lucas . Llamó a la puerta y el ayudante asomó la cabeza por la ventanilla.

-Los trajes están aquí, así que puedes usar la camioneta como vestuario -le explicó Lucas al salir.

El primer traje de baño era de malla, a rayas diagonales, y dejaba al descubierto los costados; era como un bikini unido por franjas de tela por delante y la espalda. Bajó la camioneta con el traje puesto. Pedro y Lucas estaban preparando el equipo en la playa, cerca de la zona reservada para topless. De pronto, Paula se alegró de que Pedro supiera que ella no era Vanesa porque no le pediría que posara sin el sujetador del bikini.

Sin embargo, tras hacerle varias fotos, Pedro se acercó y comenzó a deslizar los tirantes por los hombros.

-¿Qué haces? -preguntó apartándole las manos.

-No te preocupes, aquí está permitido. No te va a detener la policía -le aseguró.

-No me importa -sintió que enrojecía y no por el sol-. No quieren fotos en topless.

-Lo sé, son para mi colección privada -explicó-. A Vanesa no le molestaría posar así.

-No soy Vanesa-enfadada, dio un paso atrás para alejarse del brazo de Pedro y se hundió en un agujero que había formado la marea.

Gritó al sentir que se caía de espaldas. Pero antes de llegar al suelo, Pedro la tomó con sus musculosos brazos, acercándola a su cuerpo. El repentino contacto le quitó el aliento y Paula se agarró fuertemente al fotógrafo. Pedro la tuvo abrazada más tiempo del necesario y ella se sorprendió de lo que le gustaba encontrarse entre sus brazos. Su cuerpo semidesnudo se estremeció al sentir cada contorno del cuerpo viril, y a regañadientes, tuvo que aceptar que se debía a que lo deseaba.

-Gracias por agarrarme. Lo lamento, no suelo ser tan torpe -intentó liberarse, pero con pocas ganas.

-Yo soy quien debería disculparse -la soltó, pero siguió dominándola con la mirada-. Te pareces tanto a Vanesa que no me cuesta que no seas como ella.

-Pues ya lo sabes-dijo medio ronca, intentando convencerse de que su excitación se debía a la caída y no a la forma que tenía Pedro de mirarla.

Estuvo a punto de preguntarle si le gustaba o le decepcionaba el que fuera diferente de Vanesa, pero por temor a la respuesta no formuló la pregunta.

-Más vale que te pongas el siguiente traje -sugirió para cambiar de tema..

-Sí, si no nos vamos a pasar aquí todo el día y toda la noche contestó intentando aligerar su tensión.

-La noche, no -respondió-. Iba a decirte que hoy se inaugura una exposición de mis fotos más recientes. ¿Te gustaría ir?

 -Me encantaría -la opresión del pecho le cedió un poco.

¡Quería que le acompañara!

-Muy bien, porque intuyo que tu gemela también va a ir.

-¿Qué te hace pensarlo? -¿Sólo la invitaba por eso?, se decepcionó.

-Le he dicho a una editora de modas influyente que le enviara una invitación, porque si se la manda ella, irá -observó a Paula percibiendo su desilusión-. Estás molesta y creía que te alegrarías de dejar este trabajo.

-Supongo que sí -como ya se había dado cuenta de las diferencias que había entre las dos, parecía que estaba deseando dejar de verla-. ¿Y si no va?

-Cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él, ¿De acuerdo? -terminó con un gesto muy expresivo.

Paula posó el resto del día sabiendo que iba a ser la última vez. Tan pronto volviera su hermana al trabajo, ya no habría cupo para ella. Era lo mejor, estaba harta de reemplazar a Vanesa cuando se trataba de hombres. De todas maneras se arregló con esmero para asistir a la exposición de Pedro consciente de que no le apetecía que se presentara su gemela.

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