-¿De qué se trata? -le preguntó cuando la miró a los ojos.
-Hay algo que estoy deseando hacer, pero siempre tenemos público -gruñó.
-Público, ¿Para qué? -preguntó tratando en vano de controlar el estremecimiento de su voz. ¿Qué tenía Pedro en mente?
Lo averiguó en cuanto la abrazó posesivo e irresistible. Luego, su boca se apoderó de la de ella con un beso que daba y exigía. A Paula la habían besado antes, pero ningún hombre había tenido tanto carisma como Pedro. Mientras la sujetaba por la nuca para profundizar el beso, ella pensó en vino rojo, chocolate oscuro y exóticas especias. Evocaba todos los sabores extraños que había probado, combinándolos con un indefinible atractivo masculino que le bombardeaba los sentidos. Cuando Pedro interrumpió la caricia, se quedó conmocionada.
-No debería habértelo hecho -murmuró acongojado.
-¿Por qué no? -a ella le había parecido correcto.
-Porque... ¡Maldición! Porque no tengo la costumbre de besar a impostoras.
-¿Lo sabes? -preguntó conmocionada, después de registrar lo que acababa de oír.
Él asintió y a Danni la inundaron oleadas de rabia. Pedro lo sabía y se había aprovechado para besarla. Se le pasó de golpe la euforia del beso y se sintió una vulgar.
-¿Desde cuándo lo sabes?
-Reconozco que me engañaste cuando te ví en Monarch Magazines, pero entonces estaba muy cansado para atar cabos. Me he dado cuenta de la verdad cuando he estado en mi estudio esta mañana y te he visto escondida detrás de un improvisado biombo. Estabas muy asustada. Ninguna modelo profesional actúa así. Tenías que ser novata.
-Pero no has dicho nada, me has dejado seguir haciendo el ridículo.
-No más de lo que me has hecho hacerlo a mí -movió la cabeza-. Quería ver hasta dónde pensabas llegar con el engaño.
-Me has obligado a ponerme el traje transparente y me has mandado a comer con Javier Andrews sabiendo que no me iba a negar para revelar mi identidad -comentó.
-Esa ha sido la idea -aceptó.
-¿Cómo puedes ser tan cruel? -se estremeció-. Andrews casi consigue meterme en el coche.
A Pedro le brillaron los ojos con cínica diversión y parecía no darse cuenta de que Paula estaba cada vez enfadada por la burla de que había sido objeto. Sabía que Dora iba a cuidarte. Y:si me hubieras hecho caso quedándote con ella, habrías estado segura.
-Yo no sabía. Eres el hombre más ególatra que he conocido... ni se dió cuenta de que estaba levantando una mano hacia la cara de Pedro.
El fotógrafo le ciñó la muñeca antes de que Paula asestara el golpe. Y por más que se contorsionaba no lograba soltarse.
-Espera un minuto, quien ha querido engañarme, has sido tú. Te mereces lo que te ha pasado. Si hubieras confesado, no habría permitido que vinieras aquí con Andrews. Pero quería seguir con el engaño, así que no puedes culpar a nadie más que a tí si la charada se ha vuelto contra tí.
-Está bien, lo siento —murmuró porque Pedro tenía razón. Su enfado comenzó a desvanecerse-. Ha sido un error fingir que era Vanesa, pero no una broma.
-Al menos coincidimos en una cosa -le soltó el brazo-. ¿Quieres que nos sentemos y me cuentas lo que pasa?
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