jueves, 24 de abril de 2025

Recuperarte: Capítulo 47

Paula puso una mano sobre su pecho para empujarlo antes de que hiciera algo que lamentaría después. O ella dijera algo que no pudiese retirar.


—Mira, vamos a hablar razonablemente...


La puerta del despacho se abrió entonces. Ah, genial. ¿Qué pensaría la recepcionista?


—Hola, preciosa —oyó la voz de Pedro—. Se te ha olvidado el desayuno...


Paula se apartó de Adrián, buscando algo que decir que no fuera el tópico: «No es lo que parece». Ella misma estaba aún tan sorprendida por la escenita que apenas podía entender lo que pasaba.


—Vamos a portarnos como adultos sensatos...


Él sacudió la cabeza, sin dejar de mirar al otro hombre.  Era increíble. Su marido tenía que entrar precisamente en ese momento, confirmando de primera mano todas sus sospechas.


—Si sales un momento, podemos hablar...


—¿Hablar? —repitió Pedro—. No, no lo creo. Pero sí sería buena idea que tú salieras del despacho.


—¿Adrián? —suspiró Paula—. Sal de mi despacho, por favor.


—No voy a dejarte sola con él.


—¿Estás insinuando que yo le haría daño a Paula? —le espetó Pedro, furioso—. Eres tú quien le hace daño intentando coquetear con ella en la oficina.


Paula se colocó entre los dos hombres.


—Por favor, paren un momento...


Pero ninguno de los dos estaba escuchándola. Pedro la empujó a un lado suavemente y se dió la vuelta para mirar a Adrián Ward.


—Sólo voy a decir esto una vez: Aléjate de mi mujer.


—Ya no es tu mujer.


—¿Cómo que no? Está esperando un hijo mío.


Paula estuvo a punto de soltar una carcajada al ver la expresión de su jefe. Y si no estuviera tan enfadada, lo habría hecho. Estaba enfadada con Pedro por decirle lo del embarazo sin contar con ella y con Adrián por portarse como un crío. Además, su marido debería saber que podía confiar en ella. Todo habría sido mucho más fácil si la hubiera dejado hablar. Si hubiera podido decirle a Adrián que, sencillamente, estaban intentando solucionar sus problemas maritales. Aparentemente, Pedro sólo podía cambiar poquito a poco. Ella abrió la boca para pedirle a Adrián que se disculpase por pasarse de la raya... Pero no pudo decir nada porque su ex marido levantó el puño y lo lanzó contra quien pronto sería su ex jefe. Pedro estuvo a punto de sonreír al ver que Adrián caía sobre el sofá como un fardo. Estaba más que furioso. Aquel canalla no perdía el tiempo. Y que sus sospechas hubieran sido confirmadas sólo servía para aumentar su ira. 

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