jueves, 24 de abril de 2025

Recuperarte: Capítulo 45

 —¿Pedro? —Paula tomó su mano—. Quiero que sepas que no me dejaste sola. Me abrazabas, a veces muy tarde por la noche, cuando no podía dormir.


—No me acuerdo de eso —suspiró él—. Esos días son como un borrón para mí...


—Me abrazabas, pero no dejabas que yo te abrazase a tí. Aunque ahora eso no importa. Sé que la echas de menos y sé también que te da miedo querer a otro niño. 


Pedro rozó sus labios, resistiendo el deseo de apartarse. Por alguna razón, a Paula le gustaba recordar el pasado y eso era algo que le resultaba insoportable. Pero besar a su mujer tenía un atractivo que no había apreciado del todo hasta que el privilegio dejó de ser suyo. Su mujer. Aunque no tenía la menor duda de que podría conquistarla de nuevo, se alegraba de que las cosas fueran más rápido de lo que había previsto. Cuanto antes hubiese recuperado a su familia, mejor para todos. Sentada en el coche de Pedro, apenas podía creer todo lo que había pasado desde que subió a ese mismo coche el día anterior. El avión de Juan Pablo había sido derribado, pero él estaba bien. El accidente y el viaje a Urgencias. Hacer el amor con Pedro... Sí, había empezado a pensar que estaban haciendo el amor otra vez. Que él le hubiese abierto su corazón en el cuarto de Camila seguía sorprendiéndola, pero la llenaba de esperanza. No se había abierto del todo, claro; su marido no era así. ¿Ex marido? Aún no se había acostumbrado a pensar en él en esos términos y, por una vez, no estaba rechazando del todo la posibilidad de que pudieran volver a estar juntos. Si fuera paciente con ella, si le demostrase que quería cambiar. Pedro detuvo el coche en el aparcamiento de su oficina, una casita en la playa.


—Vendré a buscarte en cuanto salga de trabajar. Y creo que terminaré pronto porque el juez que me ha tocado hoy tiene fama de mirar el reloj.


—Te agradezco que te tomes la tarde libre.


—Lo estoy intentando, Paula.


—Y eso significa mucho para mí —ella se miró las manos—. Por cierto, anoche estuviste trabajando en el ordenador.


—No podía dormir... Pensando en Juan Pablo. 

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