martes, 8 de abril de 2025

Recuperarte: Capítulo 35

Por un segundo, Pedro pensó que había descubierto el embarazo de Paula, pero enseguida se dio cuenta de que se refería a Camila. Y se quedó helado. Nadie más que ella se atrevía a mencionar ese nombre delante de él porque interrumpía cualquier conversación sobre el tema cada vez que alguien lo intentaba. Que su madre lo mencionase ahora sólo demostraba lo angustiada que debía de estar.


—Aunque saben que Camila estará bien cuidada, es difícil no preocuparse por los hijos cuando no están contigo. Y mucho más cuando sabes que no volverás a verlos. Paula y tú han sufrido mucho estos últimos meses...


Su madre había sugerido muchas veces que no empezaran con el proceso de divorcio tan rápidamente. Lo cual demostraba lo bien que Paula y él habían escondido sus problemas incluso de los más allegados. El final de su matrimonio fue muy doloroso, pero había sido un proceso que empezó dos años antes.


—Pedro, ¿Me has oído?


—Sí, mama, te he oído —dijo él, sin saber muy bien lo que decía. 


—Mamá, ya has visto con tus propios ojos que está bien —intervino Marcos entonces, tomándola del brazo—. Vamos a casa.


La puerta que llevaba a las consultas se abrió entonces y Pedro se dió la vuelta, olvidándose de su familia por el momento. La doctora Cohen se acercó a él, sus gafas colgando del cuello.


—Señor Alfonso, Paula está despierta. Y parece que tanto ella como el niño están bien.


Pedro tuvo que poner una mano en la pared porque le fallaban las piernas.


—¿Cuánto tiempo tengo que esperar antes de entrar a verla?


—Unos minutos. Se está vistiendo para que pueda llevarla de vuelta a casa pero tendrá que vigilarla durante la noche para asegurarnos de que el golpe en la cabeza no ha provocado una conmoción —la doctora apretó su brazo—. Es dura su mujer... Ella y el niño.


—Gracias otra vez, doctora Cohen. Le agradezco que haya venido.


Los médicos del hospital le habían asegurado que ellos se ocuparían de Paula, pero después de lo que pasó nueve años antes, Pedro había exigido que llamasen a la ginecóloga de su mujer. Pero cuando la puerta se cerró tras la doctora Cohen, se encontró a toda su familia mirándolo con la boca abierta. Incluso el general había llegado a tiempo para escuchar la noticia.


—¿Un niño? —su madre fue la primera en hablar.

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