Terminó su discurso y el presidente de la asociación donde estaban se acercó al micrófono para invitar a la prensa a participar. Se puso en pie una periodista de mediana edad.
—Señorita Chaves, ¿Por qué no nos cuenta cómo le pidió el congresista Alfonso que se casara con él? ¿Ocurrió antes o después de que aparecieran las reveladoras fotos en los periódicos?
Frunció el ceño al ver que los periodistas no iban a centrarse en los importantes temas que centraban la campaña. Su director de comunicación se puso en pie al oír la pregunta.
—¡Por favor, Leticia! —le pidió Leandro Davis a la periodista—. ¿Por qué no le dan un respiro?
Paula acarició el brazo de su prometido y lo apartó suavemente del podio.
—No pasa nada. Me gustaría responder —anunció.
Notó que Leandro se quedaba sin respiración al escucharla. Y él también estaba preocupado.
—Como podrán imaginarse, Pedro está preocupado por mí y la presión que supone una campaña electoral. No quería que la prensa me atosigara continuamente. Por eso trató de mantener nuestra relación en secreto. Así que resolví el problema pidiéndoselo yo a él.
Todo el mundo se echó a reír y los periodistas anotaban como locos en sus cuadernos. Tenía que admitir que había conseguido responder a la pregunta muy bien sin faltar a la verdad.
—Tendrán que perdonarme, pero el resto de los detalles son muy personales y privados.
Todos rieron de nuevo y Paula esperó pacientemente a que pasara la algarabía.
—Y he aprendido lo suficiente como para saber que siempre hay que intentar terminar con algo positivo, así que no añadiré nada más. Gracias por invitarnos —les dijo ella a modo de despedida.
Se acercó a Paula y, colocando la mano en la parte baja de su espalda, la acompañó hasta la salida del escenario. La puerta se cerró tras ellos y dejaron de oír los aplausos y las cámaras de fotos. Capturó sus labios antes de que pudiera pensar en lo que estaba haciendo. Ella había conseguido embelesarlo por completo en el escenario. Creía que había brillado con luz propia. Se había prometido mantener las distancias por el bien de ella, pero no había tardado demasiado en olvidarse de todo. La tenía de nuevo entre sus brazos y era demasiado duro no aprovechar al máximo ese momento antes de separarse. Y cuando lo hizo, la abrazó contra su torso.
—Has hecho un trabajo excelente respondiendo a esa periodista.
—Contesté con sinceridad —le dijo Paula mientras agarraba las solapas de su chaqueta.
—Contestaste con maestría —repuso él dando un paso atrás—. Hay que tener talento para hacerlo.
—Ha merecido la pena ver cómo tu director de campaña palidecía y se quedaba sin aliento.
—Esperaba que no te hubieras dado cuenta.
—No tiene ninguna razón para confiar. No sabe nada de mí —le contestó ella frunciendo el ceño—. Por cierto, Pedro, he estado esperando el momento adecuado para preguntarte algo, pero parece que siempre hay gente alrededor y no he tenido la ocasión de hacerlo. ¿Por qué no le has contado la verdad a tu familia?
—¿Por qué no lo has hecho tú?
—No vas a salir del paso contestándome con otra pregunta.
—Casi todo en mi vida es de dominio público, así que intento mantener el resto sólo para mí. Por otro lado, mi familia se preocuparía mucho. Supongo que es por eso por lo que no se lo has dicho tú a tus hermanas.
—Eres muy perspicaz.
Paula se relajó de nuevo contra su torso. Le gustó sentirla tan cerca.
—Siento haberte puesto en esta posición. Si pudiera volver atrás y cambiar las cosas…
Pero no pudo seguir hablando porque la verdad era que no se arrepentía, no lamentaba haber pasado esa noche con ella, incluso después de ver que todo se había torcido en su vida.
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