jueves, 6 de febrero de 2025

Compromiso Fingido: Capítulo 22

Le pareció una respuesta verosímil y le dió la impresión de que sería lo que Paula habría decidido hacer si ese compromiso fuera real.


—Supongo que la prensa se enterará gracias a alguien de la joyería, así que ve preparando un comunicado oficial. ¿Cuándo crees que deberíamos organizar la rueda de prensa? ¿Mañana por la noche o al día siguiente?


—¿De verdad amas a esa mujer? —le preguntó Davis de repente sin poder ocultar su incredulidad.


Sus palabras lo pillaron por sorpresa. Le hicieron pensar en su madre, encerrada en su habitación llorando la muerte de su padre, Horacio. Ana quedó desolada con la repentina muerte. De no haber sido por sus hijos y por la sorprendente oferta que le hicieron para ocuparse del puesto dejado vacante por su esposo, habría quedado sumida en una depresión. Entonces no comprendió muy bien qué le ocurría a su madre, pero después pasó por lo mismo cuando Brenda, su novia en la universidad, murió a causa de una grave enfermedad cardiaca. Había sido una experiencia tan terrible que no estaba dispuesto a dejarse llevar nunca más por esos sentimientos. Le aterrorizaba dejar que alguien volviera a tener tanto control sobre él. Creía que había hecho lo apropiado al mantener las distancias después de la noche que habían pasado juntos. Pero las circunstancias lo obligaban a tomar cartas en el asunto hasta que los dos pudieran seguir adelante con sus vidas. Pensó en Paula. No sólo lo excitaba, sino que había conseguido despertar en él instintos protectores. La recordó desnuda sobre la cama, con su maravilloso cuerpo enredado en las sábanas y su melena rojiza sobre la almohada. Eran imágenes demasiado peligrosas y excitantes. Se dio cuenta de que iba a tener que quedarse sentado tras su gran escritorio de caoba hasta que se le pasara el efecto.


—Esa mujer ha conseguido cautivarme por completo —le dijo a Leandro Davis con seguridad.


Su director de campaña se quedó callado unos instantes. Después asintió.


—O eres un mentiroso consumado o estás metido en un buen lío, amigo mío — le dijo entonces.



El flash la cegó por completo. Parpadeó para recuperar la visión. La luz de la cámara de ese periodista se reflejó en el bello anillo de diamantes que lucía en su mano. Estaba de pie frente a la sede de la candidatura de Pedro en Hilton Head.  Habría preferido que no se gastara tanto en el anillo, pero él la había convencido diciéndole que el dinero que obtuviera cuando lo vendiera iría a parar a la asociación benéfica de su elección. El hecho de que la conociera tan bien después de tan poco tiempo fue lo que terminó por convencerla. Leandro Davis, el hombre que dirigía la campaña de Pedro, se acercó al micrófono que habían colocado en un improvisado escenario.


—Señoras y señores periodistas, muchas gracias de nuevo por su asistencia. Esto es todo por hoy.


Paula forzó una sonrisa al ver que las cámaras seguían dirigidas hacia ella y dejó que Pedro la condujera hasta un coche que había allí estacionado. El peso del anillo en su dedo le recordaba que, aunque no estaba comprometida con ese hombre, lo estaba con su candidatura. Estaba dispuesta a hacer lo que estuviera en su mano para que no ganara su oponente. Se miró las manos y contempló de nuevo el anillo. Era muy bello. Pensó en la noche que habían compartido y en cómo él había estado desesperado por marcharse a la mañana siguiente. Temía haber cometido un error. 

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