jueves, 23 de enero de 2025

Compromiso Fingido: Capítulo 6

Alguien le tocó el brazo y ese gesto lo devolvió a la realidad, era la hermana de Paula, Florencia. Recordaba su nombre de otras cenas y encuentros políticos que habían organizado en Beachcombers. Sus ojos estaban llenos de preocupación.


—Congresista, ¿Qué es lo que ha pasado?


—Ojalá lo supiera.


—Si no me hubiera quedado dormida esta mañana, a lo mejor habría escuchado la alarma contra incendios… —murmuró la joven—. Acabo de llamar a David para decírselo.


Recordó entonces que su marido era piloto militar. Se imaginó que sería muy duro para esa mujer ver que su hermana estaba herida y su negocio se consumía entre las llamas.


—Gracias por entrar a por ella —le dijo la joven con los ojos llenos de lágrimas.


Algo incómodo, se ajustó el nudo de la corbata. Paula estaba muy cerca de allí y temía que pudiera oírlos. Sabía que Florencia no le estaría tan agradecida de haber sabido toda la historia de lo que había sucedido allí esa noche y de cómo había acabado.


—Me alegra haber estado en el sitio apropiado en el momento oportuno.


—Sí, ha sido una suerte que se acercara entonces a Beachcombers. Por cierto, ¿Qué es lo que hacía aquí? Beachcombers no abre hasta dentro de una hora.


—Vine a…


—Vino a recoger los contratos para la cena de recaudación de fondos — intervino entonces Paula—. Pero, por favor, no se preocupen por mí, ¿Qué es lo que pasa con la casa? ¿Qué es esa sirena? 


No le sorprendió su actitud. Hacía poco que la conocía, pero estaba claro que no le gustaba que nadie se preocupase por ella. Pero él no iba a apartarse de allí hasta que los médicos le dijeran que estaba bien. Miró entonces al enfermero que le había hablado antes.


—¿No deberían llevarla al hospital?


—Señor Alfonso —lo llamó alguien que estaba tras él—. ¿Puede responder a unas preguntas?


«¡Lo que me faltaba!», pensó. Miró por encima del hombro y vió a una reportera vestida de manera impecable y con un micrófono en la mano. No entendía cómo se le podía haber pasado por alto que la prensa acudiría tarde o temprano. Sabía que no podía mantener su vida privada en secreto, pero estaba dispuesto a proteger la intimidad de Paula. Ya le había hecho bastante daño y no iba dejar que sufriera más por su culpa. Se dió la vuelta. Pero, antes de que pudiera decirles que no pensaba hacer declaraciones, escuchó el disparo de una cámara de fotos. Se dió cuenta entonces de que su decisión no iba a conseguir mantenerla fuera de todo aquello. 

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