martes, 5 de diciembre de 2023

Rivales: Epílogo

Emplatar para dos


—La mesa veinte quiere ver a la chef —anunció la jefa de sala.


Paula salió al comedor del Chesterfield. Habían pasado seis meses desde que el programa terminara en un empate. Luis los había contratado a los dos, y aunque la relación con su padre no era todavía perfecta, iba en el buen camino.


—¿Querías verme? —preguntó a su padre.


—Yo no: Pedro.


Paula sonrió a su amor antes de darse cuenta de que no había tocado su plato.


—Hay algo en mi pasta —comentó él.


—¿Qué quieres decir?


Paula se inclinó para inspeccionarlo. El «Algo» no estaba en la pasta, sino en el borde del plato.


—Oh, Dios mío. Es un… Un…


—Un anillo de compromiso. Acabo de tener una larga conversación con tu padre, Paula.


—Pedro…


Pero fue Luis quien habló.


—Confío en este hombre como cocinero, pero no estaba seguro de poder confiar en él respecto a tí. Ahora sé que puedo darles mi bendición.


Las lágrimas nublaron la visión de Paula.


—Papá…


—Te quiero, Paula —aunque no pareciera cómodo diciendo aquellas palabras, ella supo que las sentía.


—Y yo a tí.


Luis carraspeó y recuperó su habitual tono de impaciencia.


—Venga hombre, ¿No vas a declararte?


Pedro sonrió.


—Claro que sí.


—En mis tiempos nos poníamos de rodillas.


Pedro no titubeó en seguir la sugerencia. Delante de todos los clientes, clavó la rodilla en el suelo y dijo con solemnidad: 


—Paula, quiero casarme contigo.


No tuvo importancia que no fuera una pregunta, porque el beso que Paula le dió fue todo lo que Pedro necesitaba como respuesta.








FIN

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