jueves, 21 de diciembre de 2023

Culpable: Capítulo 20

 ¿Casarse con él? Paula se quedó mirando boquiabierta a Pedro.


–¿Te has vuelto loco? –explotó–. ¡No pienso casarme contigo!


Las apuestas facciones de Pedro se endurecieron.


–Concebimos juntos a ese bebé; deberíamos criarla juntos –le dijo. Entornó los ojos y añadió–: No quiero que se cuestione nunca quién es, o que sienta que le faltó el amor de su padre.


–¡Como si tú fueras capaz de amar!


–Tienes razón, es algo que no se me da muy bien, pero la cuidaré y la protegeré. Y no solo a ella, sino a tí también… Si me dejas.


Paula tragó saliva.


–Pero… Casarnos… –murmuró–. ¿Cómo podría funcionar un matrimonio sin amor?


–El amor no es una condición necesaria para la felicidad; ni siquiera deseable. El amor romántico puede ser tremendamente destructivo.


–¿Y casarte con alguien a quien desprecias? –apuntó ella–. Yo diría que esto también puede ser bastante destructivo.


–¿Tanto me odias, Paula? ¿Porque no me atreví a decirte mi nombre completo cuando nos conocimos? ¿Porque cuando tu padre intentó venderme una falsificación lo demandé? ¿Vas a odiarme por eso durante el resto de tu vida? ¿A pesar del daño que puedas hacerle a nuestra hija?


Paula se mordió el labio. Sabía que en parte tenía razón, pero al pensar en cuáles habían sido sus sentimientos el pasado octubre, en cuánto lo había amado y cómo le había roto el corazón… No soportaría volver a pasar por algo así.


–No puedo volver a amarte –murmuró. 


–No te estoy pidiendo eso –dijo Pedro–, pero dame al menos una oportunidad de recuperar tu confianza.


Paula apartó la vista.


–No sé si podré.


–¿Por qué no lo intentas al menos? –la instó Leónidas. Ladeó la cabeza–. ¿O es que estás enamorada de otro? ¿No será que sientes algo por ese Enrique Bain?


–Ya te lo he dicho: ¡Solo es un amigo, nada más! –le reiteró Paula, callándose la proposición de matrimonio que le había hecho. No tenía sentido darle más munición a Pedro. Sacudió la cabeza con vehemencia–. No quiero volver a enamorarme. Nunca más. Renuncié a los cuentos de hadas después de…


Paula se calló, pero ya era demasiado tarde. Pedro se acercó a ella.


–¿Después de enamorarte de mí?


Paula se estremeció y se encontró bajando la vista, contra su voluntad, a los labios de Pedro. No podía olvidar sus sensuales besos, el roce ardiente de sus labios contra su piel… ¡No!, se reprendió enfadada. No podía dejar que el deseo la anulara de nuevo. 

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