-Ni siquiera sus poderes reales pueden cambiar el pasado, Pedro. ¿No es hora de que acepte lo sucedido, si no por el bien de Joaquín por el suyo?
-No es el momento adecuado para una conferencia, doctor -se echó hacia atrás el pelo.
-Todos los colegios celebran hoy los preparativos para el Día del Viaje. Lo más probable es que Paula pensara que hacía lo correcto al dejar que Joaquín tomara parte. No lo ha secuestrado.
-Es como si lo hubiera hecho -le espetó-. ¿Por qué nadie vino a comprobarlo conmigo antes de dejar que fueran a visitar... ese jardín de infancia?
-Se encuentra a unos tres kilómetros por la costa en dirección a Aflora - explicó el médico con paciencia-. Tiene una reputación excelente y los niños que asisten a él son de excelentes familias, lo he comprobado. En cuanto a por qué no se lo pidió con antelación, ¿Se ha mirado últimamente en un espejo?
-Tengo derecho a estar enfadado -saltó-. Dices que es hora de que acepte lo que sucedió, pero cuesta hacerlo cuando la pérdida no solo abarca a tu mujer, sino a los gemelos que ni siquiera sabía que esperaba.
Las facciones del doctor se suavizaron.
-Coincido en que fue duro descubrir que su mujer estaba embarazada después de muerta.
-Cada vez que veo a un grupo de niños que ríen y juegan, pienso en esos bebés, en los hermanos que Nori debería haber tenido -continuó Pedro con voz descarnada-. ¿Es de extrañar que no quiera que se me recuerde lo que pudo haber sido? Cuando su coche cayó por el risco, Chandra condenó a mi hijo a ser hijo único.
-No fue la única -musitó el médico como para sí.
-Explícate -pidió el príncipe con voz fría.
-¿Es necesario? Los dos sabemos que aquel día perdió un matrimonio, no un amor. Este hacía tiempo que había muerto.
-¿Qué quieres dar a entender?
-Si alguien condena ahora a Joaquín a ser hijo único, es su padre. Es usted joven y posiblemente ya esté enamorado, pero tampoco quiere aceptar eso.
-¿De modo que ahora también lees el pensamiento?
-A veces los médicos deben hacerlo -se encogió de hombros-. Paula es la clave de todo esto, ¿Verdad? No solo está enfadado porque se llevara a Joaquín sin su permiso. También lo está porque no puede doblegar su obstinación. Y le gustaría.
-No amo a Paula Chaves.
-¿No la ama o no quiere amarla? -continuó con la insistencia de un perro ante un hueso-. ¿Es por ser australiana, como Sandra, o por ser una mujer?
-Tú has tenido suerte con tu matrimonio -respondió-. ¿Cómo te habrías sentido si las cosas entre Estela y tú hubieran sido diferentes, si no te hubieraamado a tí, sino a tu posición social?
-Supongo que como usted -repuso tras meditarlo-, traicionado. Pero si alguien tan especial como Paula apareciera en mi camino, trataría de superar ese sentimiento y empezar a vivir otra vez, si no por mí mismo, por mi hijo.
-Volvemos a Paula. ¿Se te ha ocurrido pensar que podría preferir a una mujer a la que le gustara?
-¿Y qué le hace pensar que no le gusta? -lo miró desconcertado.
-Discute cada cosa que digo -extendió las manos-, me desafía siempre que puede. Lo de hoy es el último ejemplo.
-A mí me suena a amor -el médico sonrió-. La vida sin ella sería aburrida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario