jueves, 10 de diciembre de 2020

Rivales: Capítulo 17

 -La apuesta podría tener lugar a finales de esta semana.


¿Tan pronto? Paula tuvo que luchar contra un sentimiento de pánico. Intentaba decirse a sí misma que era por la dificultad del circuito, pero sabía que era también por el hombre con quien tendría que competir. Sus labios habían dejado una huella, aunque intentaba disimularlo. Y, probablemente, llevaría la marca del mordisco en el cuello durante días. Había deseado una vida normal con tanta fuerza que aquel deseo se había convertido en un viejo compañero. Deseba encontrar a alguien que la amara, tener una familia propia, un propósito en la vida más allá de las obligaciones oficiales. Pedro no podría darle nada de eso, pero se metía en sus pensamientos sin que pudiera evitarlo. Ella apartó aquellas absurdas ideas de su mente.


-Tendré que reorganizar mi agenda y avisar a mi escolta.


-Nada de escolta -dijo Pedro-. Esto es entre los dos.


-Pero tendré que llevar un guardaespaldas por lo menos. 


-No necesitó uno en la feria.


-Como no deja usted de recordarme -replicó ella.


-Yo la protegeré.


¿Y quién iba a protegerla de él?, se preguntó Paula.


-No creo que pueda protegerme cuando esté un kilómetro por delante de usted.


Pedro sonrió.


-Ni lo sueñe.


-El circuito empieza en los límites de mi propiedad y si alguien me ve en compañía de un extraño, sin escolta, empezarán los rumores.


-No si es Daiana quien va conmigo.


Paula lo miró, sorprendida.


-¿Está sugiriendo que haga el circuito disfrazada?


-Ya lo ha hecho otras veces, no es nada extraordinario.


-Creí que no lo aprobaba.


-Y no lo hago, pero si hiciera el circuito como princesa, los rumores podrían llegar a oídos de sus hermanos.


-De acuerdo. Seré una ciudadana más.


-Hay cosas peores que montar a caballo con una mujer hermosa, aunque no sea una princesa -sonrió Pedro.


El comentario hizo que el pulso se le acelerase, pero Paula se obligó a sí misma a poner los pies en la tierra.


-Por dentro soy siempre una princesa, señor Alfonso.


¿Era una advertencia? Seguramente. Pedro tenía que recordarse a sí mismo quién era Paula Chaves. Solo en el bosque con ella sería fácil olvidarlo, y no podía hacerlo. Un matrimonio con una mujer de sangre azul era suficiente. Jimena no era una princesa, pero su padre tenía un título nobiliario y había sido mimada hasta el extremo. Sería un error enamorarse de una mujer como ella.


-No puedo olvidar quién es usted, Alteza.


-El recordatorio no era solo para usted, señor Alfonso -dijo entonces Paula-. Aunque vaya disfrazada, tampoco yo puedo olvidar quién soy. 

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