-Ya le he dicho que me gustaría discutir algún tipo de sociedad.
-En la que usted sea el director y yo me quede aplaudiendo. Lo siento, pero no.
-Quiero a Carazzan, Alteza. Los dos sabemos que este animal no tiene parangón en el mundo. En las manos adecuadas, sería la influencia más positiva para los famosos caballos de Nuee.
-Y las manos adecuadas son las suyas, claro -replicó ella, irónica-. Supongo que no se le habrá ocurrido pensar que yo tengo mis propios planes para Carazzan.
-Supongo que los tiene, pero sé que el príncipe Leandro no aprueba esos planes.
-Y sí aprueba los suyos.
-Mire, comprendo que esto sea duro para usted.
-No tiene ni idea de lo duro que es. Tuve que crecer a la sombra de dos hermanos que siempre parecían saber lo que era bueno para mí, pero no voy a tolerar que un extranjero me robe las tierras que siempre he deseado y quiera además que haga realidad sus sueños con un animal que es de mi propiedad.
-Yo no soy como sus hermanos, Alteza. Yo no esperaría que se quedara sentada.
-¿Y si no estamos de acuerdo en el programa de cría?
-Alguien tiene que ser el jefe.
-No, gracias. Puede que no tenga las tierras, pero tengo a Carazzan - dijo la princesa-. Si tan importante es para usted, ¿Por qué no lo compró en la subasta?
-¿Cree que no lo habría hecho si hubiera podido?
-Todo es posible si se desea de verdad.
-Usted no ha conseguido su rancho.
-Aún.
Pedro la miró, receloso.
-Nuee está lleno de colinas y bosques. No sé si existe alguna otra propiedad en la isla en la que sea posible instalar un rancho a la altura de Carazzan.
Paula sabía que tenía razón, pero no pensaba decírselo.
-En Carramer hay muchas islas.
-En algunas, el terreno es impracticable para un rancho y, en otras, no hay agua suficiente -replicó Pedro.
Pero entendía la desilusión de la princesa. Cuando Jimena se llevó el dinero que Pedro tenía preparado en una cuenta especial, él estaba en el Pacífico buscando el lugar adecuado para instalar su rancho. El día de la subasta descubrió que el dinero había desaparecido y no tenía otra opción más que volver a Estados Unidos y enfrentarse con Jimena. Había perdido la oportunidad de comprar el caballo de sus sueños. Se había recuperado económicamente y, cuando se enteró de que Carazzan no había salido de la isla, decidió que el destino le ofrecía una segunda oportunidad. Una mujer caprichosa y mimada había destrozado su sueño y no pensaba dejar que otra lo hiciera por segunda vez.
-Supongo que no querrá discutir una posible venta, sea cual sea la oferta.
Ella negó con la cabeza. A pesar de su rabia, Pedro se sintió tentado de acariciar su pelo negro. Quería hacer mucho más, en realidad, pero al recordar quién era ella se contuvo.
-Tendrá que resignarse a no tenerlo.
-¿Lo haría su alteza? -preguntó él. La Princesa no contestó-. No me deja muchas opciones. ¿Aceptaría la Princesa que Carazzan sirviera como semental en su rancho?
Se negaría, estaba seguro. Además, no era eso lo que Pedro deseaba.
-No las hay. Carazzan es mío.
Pedro se puso furioso.
-Debería haber sabido que alguien que olvida quién es para arriesgarse en absurdas escapadas sería capaz de negarle a un caballo como Carazzan su derecho: crear una raza pura que no tendría parangón en el mundo.
Paula se irguió.
-Me estaba preguntando cuándo sacaría ese as de la manga.
-¿Qué quiere decir?
-Sabía que usaría lo que sabe sobre mí para conseguir sus propósitos.
-No pienso hacerlo.
-Entonces, ¿Por qué ha sacado el tema?
-Para convencerla de que me venda a Carazzan. Si no se arriesgara estúpidamente, no tendría ningún secreto del que preocuparse.
-Usted no sabe nada -replicó ella, irritada.
-No, es verdad. Hasta los catorce años, nadie se preocupó de mí. No sabe la suerte que tiene, Alteza -dijo Pedro, con amargura-. Yo nunca sabré quién era mi padre ni por qué mi madre me abandonó nada más nacer. La policía dijo que era una chica muy joven, adicta a las drogas y que probablemente no tenía medios para cuidar de un niño. Pero ese niño solo conoció la soledad y el abandono -añadió. Era el discurso más largo que él había hecho nunca sobre sí mismo-. Usted sabe a qué familia pertenece, tiene hermanos que la cuidan y lo único que hace es darles la espalda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario