martes, 2 de enero de 2018

Irresistible: Capítulo 43

Cuatro  días  más  tarde,  Paula estaba  sentada  en  las  gradas,  sola,  mirando  el  ruedo iluminado por los poderosos focos. El olor a maíz tostado, cacahuetes, perritos calientes y algodón dulce se mezclaba en el ambiente. Gastón White  y Abril  Richter,  sus  dos  jóvenes  empleados,  iban a  ganar  la  competición.  Se  sentía orgullosa de ellos,  y  aplaudió  fervientemente  cuando  los  anunciaron como ganadores. Entonces  vió  a  Pedro.  Cuando  entró  al  ruedo,  Paula se  dió  cuenta  de  que  cojeaba ligeramente. Debía de estar cansado. El pulso se le aceleró, y se dió cuenta de que la descarga de adrenalina que le provocaba verlo era mucho más excitante que cualquier otra cosa que hubiese experimentado.  Aunque  su  corazón  estaba  roto,  sabía  que  encontraría  fuerzas  para  continuar, pero la parte de ella que solo podía amar a Pedro se había helado.

—Vamos a tomarnos un descanso mientras allanamos la tierra para la siguiente competición  —dijo Pedro a  través  del  micrófono—.  Antes,  quisiera  anunciar  que  la  reina del rodeo de este año es Abril Richter. ¡Ven, Abril! La  bonita  chica  rubia  se  acercó  al  centro  del  ruedo  y  Pedro le colocó  la tradicional corona.

 Abril le dijo algo y él asintió.

—Abril quisiera dar  las  gracias  a  sus  padres  y  familia  por  todo  su  apoyo.  Enhorabuena, Abril.

Cuando Abril se marchó, Pedro  continuó.

—Quisiera dar las gracias a algunas personas por haber ayudado a poner todo esto en marcha: a la asociación de rodeo de enseñanza secundaria, a Gabriel O'Connor por la vigilancia, a Marcos Hart por los suministros.

 El sonido  de  su  voz,  su  aspecto,  alto,  confiado  y  fuerte,  le  hizo  a  Paula darse  cuenta de que era el hombre perfecto para su hermana. Pero a ella ya no la necesitaba, y aquel pensamiento le resultó tan doloroso que se le cortó la respiración. Paula se puso de pie y se bajó de las gradas.

—También  me  gustaría  dar  las  gracias  a  Paula Chaves por  ceder  el  rancho  Círculo S para el rodeo. ¡Un fuerte aplauso para ella antes de que se marche!

 ¡La había estado  observando!  El  sonido  de  los  aplausos  llenó  el  ambiente  y  Paula se puso colorada, pero se dió la vuelta y saludó a los asistentes. Después,  Pedro promocionó  el  rancho a  través  del  micrófono,  y  a  Paula se  le  llenaron los ojos de lágrimas, así que se alejó rápidamente del ruedo. No quería llorar en público. De  alguna  manera,  aquello  le  dolía  más  que  el  rechazo  de  hacía  diez  años.  No podía  esconderse  tras  la  furia.   No   podía escudar sus  sentimientos  en  el  resentimiento.  Un  dulce  y  considerado  Pedro Alfonsoera  lo  que  más  daño  le  hacía.  Porque lo amaba y él nunca la correspondería.

Por el altavoz oyó que Pedro estaba anunciando algo. —... demostración de rodeo en el centro del ruedo conmigo.

Paula sintió que se le formaba un nudo en el estómago; rápidamente se acercó al  ruedo  con  un  solo  pensamiento  en  la  cabeza:  detenerlo  antes  de  que  se  montase  sobre una tonelada de problemas. ¿Es  que se había vuelto loco?  ¿O  estaba  celoso  por  haber  visto  a  Camila y  Gabriel sentados juntos en las gradas? ¿Se repetiría la historia de diez años atrás? Pero  ahora  se  arriesgaba  a  hacerse  daño  en  la  pierna.  Incluso  podía  perderla.  Además, hacía años que no se montaba sobre un toro y había perdido práctica. Diez años atrás, Paula no pudo dejarlo en paz porque sentía miedo por él; ahora estaba aterrorizada por el hombre al que amaba.

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