jueves, 27 de marzo de 2025

Recuperarte: Capítulo 21

Pero el pasado amenazaba con tragárselo en un momento en el que necesitaba concentrarse de verdad. Quizá debería quitarse los zapatos y...


—Muy bien. ¿Qué querías decirme?


—¿Es un crimen que charlemos un rato? —sonrió Pedro.


—Estamos divorciados, no saliendo juntos.


—Tenemos que establecer un terreno común antes de que nazca el niño. La tensión no es buena para un recién nacido.


—Sí, estoy de acuerdo —asintió ella—. Pero no quiero que pienses que el niño es una varita mágica y que podemos volver a retomar la relación como si nada.


¿Tan transparentes eran sus planes? ¿Y qué había sido de su enfado por Adrián Ward?


—¿Qué te hace pensar que quiero volver a casarme contigo si acabamos de divorciarnos?


Ella frunció el ceño.


—Pedro, ¿Te das cuenta de que ésta es la primera vez que expresas algún sentimiento sobre el divorcio?


—¿Qué clase de robot pasa por algo como eso sin sentirse afectado?


Paula se quedó en silencio y ésa fue la respuesta. Él estaba a punto de explotar de deseo mientras ella, evidentemente, lo veía como una máquina sin emociones. Él podía no dedicarse a romper una fortuna en vajillas y copas de cristal cuando estaba enfadado, pero tenía sentimientos. Lo que no le gustaba era perder el tiempo dándole mil vueltas a todo.


—¿Por qué crees que tengo una alianza en el bolsillo?


—La primera vez que me quedé embarazada quisiste casarte conmigo porque era «Lo que debías hacer». Y quiero que entiendas que esta vez es diferente.


—Entonces estábamos enamorados.


—¿Enamorados? —Paula tropezó y Pedro la sujetó del brazo—. No esperaba que entendieras tan bien la diferencia entre antes y ahora.


—¿Querías que luchase por tí?


Claro que eso era lo que estaba haciendo, aunque ella no lo supiera todavía.


—No, claro que no —Paula se apartó el pelo de la cara—. Sólo pensé que con el niño... No sé qué pensé, la verdad. Pero no entiendo por qué sigues mostrándote celoso de Adrián. Sólo es un amigo, pero aunque fuera algo más, estamos divorciados.


¿Un amigo? Pedro no dudaba que el hombre quisiera ser mucho más que eso. ¿Qué querría Paula?


—¿Piensas salir con él? Sólo lo pregunto por curiosidad.


—Pienso tener un hijo —contestó ella.


—Las mujeres embarazadas también salen con gente. Y estoy seguro de que tú vas a ser una de las mujeres embarazadas más guapas del planeta.


—Estás coqueteando otra vez.


—No, sólo estoy diciendo la verdad.


Y, por esa noche, seguramente no debería decir nada más. Era hora de dar un estratégico paso atrás para conseguir su objetivo: Ponerle una alianza en el dedo antes de que se borrara la marca de la que había llevado. Aún no la había comprado, claro; ni siquiera él era tan organizado, pero no pensaba esperar mucho.

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