martes, 25 de marzo de 2025

Recuperarte: Capítulo 20

Paula estaba molesta con él desde que llegó su jefe, aunque nadie más se habría dado cuenta. Pedro había tenido que soportar una amable charla con Adrián Ward mientras Marcos, Agustina y ella hacían planes para decorar su casa. Él estaba genuinamente interesado en ver feliz a su hermano, por supuesto, pero no sabía nada sobre decoración y se pasó la tarde intentando entender qué era lo que tenía Ward que lo sacaba de quicio. Nunca la tocaba de manera inapropiada y escuchaba atentamente sus opiniones... Un año antes había intentado hablarle de sus sospechas y ella le contestó que estaba siendo paranoico. Yeso demostró, de nuevo, que su jefe era un tema que no podían discutir racionalmente. Ahora, mientras Ward se alejaba en su Jaguar, Pedro preparó su estrategia para hacer que se le pasara el enfado.


-¿Por qué no vamos a dar un paseo con Frida?


Su mujer siempre lo regañaba porque pasaba demasiado tiempo en la oficina, de modo que un paseo estaría bien. Pero mantuvo las manos en los bolsillos del pantalón porque ella no sería receptiva a sus caricias en aquel momento. Con las estrellas brillando en el cielo y el océano frente a ellos creando un ambiente romántico, todo sería más fácil. O eso esperaba. Paula vaciló un momento, jugando con las llaves del coche, pero por fin aceptó la oferta.


—Un paseo suena bien. Debería empezar a hacer un poco de ejercicio y, además, hay algo de lo que quiero hablar contigo. 


Sí, ya lo imaginaba, pero intentaría hablar de otra cosa antes de que ella sacase el espinoso tema de Adrián Ward. Paula caminaba a su lado, los tacones de sus zapatos hundiéndose en la hierba mientras se dirigían a la playa. Frida corría delante de ellos, la más juguetona de los dos perros. Él había insistido en que ella se quedase con Rocky porque era más protector. Pensar en Paula sola en aquella casa... Pedro intentó no sentirse frustrado cuando más necesitaba conservar la calma. Aunque no era fácil con aquel perfume que le llevaba la brisa. Ese perfume tan suyo, tan familiar para él. Paula se quitó los zapatos y corrió un poco para reunirse con la perrita al borde del agua, la brisa apretando la blusa contra sus pechos como a él le hubiera gustado... Suspirando, tomó sus zapatos. La exuberancia de ella lo dejaba... Como en trance. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que sintió eso? Dos años después de la boda había empezado a irritarlo que pudiera distraerse tan fácilmente y ya no le gustaba tanto su caprichoso carácter. Paula se volvió entonces para mirarlo por encima del hombro, la brisa jugando con su pelo. Era más fácil mirarla que hablar con ella. Cuando hablaban, él pretendía que no fuera tan sentimental mientras ella le exigía que dejara de usar su lógica de abogado. No podían ponerse de acuerdo. 

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