jueves, 20 de marzo de 2025

Recuperarte: Capítulo 15

Pedro había hecho lo posible por ser civilizado con aquel hombre en el pasado. Al fin y al cabo, era el propietario de la empresa de decoración en la que trabajaba Paula. Ward se había hecho un nombre como el decorador favorito de las estrellas del deporte mientras su mujer se encargaba de decorar mansiones más clásicas. Al principio no le había prestado mucha atención, pero con el paso de los años empezó a pensar que Ward sentía algo por ella. Quizá porque, entre otras cosas, la hacía viajar justo cuando él tenía algún día libre. Además, el instinto le había servido suficientes veces en los tribunales como para saber que no le fallaba con el jefe de su mujer. Pedro le pasó un brazo por el hombro mientras atravesaban el camino de piedra rodeado de macizos de flores.


—¿Por qué estoy aquí? Soy el marido de Paula.


—Ex marido —Ward se apoyó en una de las columnas del porche con un aire de propiedad que hizo a Pedro apretar los dientes—. Pensé que Paula necesitaría animarse un poco después de la vista, así que he reservado mesa en un restaurante. Si nos vamos ahora mismo, todavía llegaremos a tiempo.


—¿Cenar? —repitió ella, confusa—. Gracias, pero...


Entonces oyeron ladridos en el interior de la casa. Rocky. Paula corrió a saludarlo y a Pedro le dieron ganas de apartar al molesto Ward de un empujón y seguir con su vida normal: dar un paseo por la playa con ella, hablar del niño mientras los perros jugaban en la orilla... Aunque tenía una montaña de trabajo esperándolo porque había tenido que tomarse un día libre para solucionar el lío en que se había convertido su vida personal. Se detuvo al lado de Ward, que medía al menos seis centímetros menos que él.


—Ya ha cenado.


Las cestas de helechos que colgaban del techo del porche se movían con la brisa mientras Ward miraba el bocadillo que Paula llevaba en la mano con cara de desprecio.


—Ah, ya veo.


Cuando Marianna abrió la puerta Rocky se lanzó sobre ella, entusiasmado.


—Hola, precioso. ¿Me has echado de menos? Yo sí te he echado de menos... Sí, te he echado mucho de menos.


Paula adoraba a aquel perro y el perro la adoraba a ella. Pedro recordó entonces la imagen de una niña acariciando al perrillo... Y maldita fuera, la visión fue como un puñetazo en el estómago. Pero iba a ser padre otra vez. La realidad del niño lo envolvió entonces por primera vez, en un día que había ido demasiado rápido como para que pudiera pensar. Su instinto de abogado le decía que tenía el caso más importante de su vida entre manos: reunir de nuevo a su familia. Perderla no era una opción. De modo que miró a Ward con expresión amenazante.


—Será mejor que saques tu agenda de teléfonos y te pongas a buscar otra cita.


—Pero bueno... —Paula se había vuelto hacia ellos, enfadada—. Estoy aquí, puedo hablar por mí misma.


—Pues claro que puedes —dijo Ward, pasándose una mano por la bien cuidada barba—. Ahora eres una mujer libre.


Inclinándose para acariciar a Rocky, Pedro ni siquiera se molestó en esconder una sonrisa. Los dos adoraban a los perros, pero ¿Cómo sería mirar a su hijo por primera vez? Una conexión que no se rompería nunca... 

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