jueves, 12 de diciembre de 2024

Prisionera De Tu Amor: Capítulo 28

De pronto, Paula se sintió culpable. En el fondo, había aceptado la petición de Leandro de sustituir al jinete ausente porque había sabido que a Pedro no le gustaría. ¿Lo había hecho para provocar una reacción en él?


–¿Qué diablos crees que haces? –preguntó él, cargado de furia.


Ella levantó la barbilla, negándose a dejarse intimidar.


–Leandro necesitaba un jinete y me pidió que si podía montar. Solo le estaba haciendo un favor.


–Sabes muy bien que no tienes permiso para acercarte a los caballos.


–Leandro me conoce y me ha visto montar antes. Pero no es culpa suya –se apresuró a decir ella, temiendo que Pedro pudiera despedirlo–. Sé que debería haberme negado, pero no pude resistirme. Es culpa mía.


De nuevo, a Pedro le impactó lo dispuesta que estaba Paula a cargar con la culpa de otra persona. Su hermano, Leandro… Incapaz de evitarlo, dió dos pasos más hacia ella. Nessa se apretó la camiseta contra el pecho, cubriéndose.


–Ya te he visto desnuda antes.


Sonrojada, ella se puso la camiseta por la cabeza, no sin que antes Pedro pudiera ver un atisbo de sus pechos cremosos cubiertos por un sujetador deportivo.


–Lo siento. No volverá a pasar.


Él tuvo que contenerse para no alargar la mano y soltarle el pelo que llevaba recogido en un moño.


–Me temo que eso no depende de tí.


–¿Qué quieres decir?


–Hay una carrera este fin de semana. Quiero que montes el mismo caballo que hoy.


Paula se puso pálida. Acto seguido, se sonrojó. Era impresionante ver a alguien tan expresivo, observó él para sus adentros.


–No quieres que me acerque a tus caballos. ¿Por qué quieres que monte para tí? –inquirió ella con desconfianza.


–Porque no soy tan tonto como para dejar escapar a una jockey con tanto talento, sobre todo, cuando puede ganar una carrera para mí. Ese es mi negocio. Y tu hermano me debe un millón de euros, de los que tú te has hecho responsable. Si ganas, el dinero se descontará de la deuda.


Paula se quedó perpleja durante un instante. Sin palabras.


–Yo… Bueno… Gracias.


–A partir de ahora, trabajarás bajo las órdenes de Leandro –informó él y se dio la vuelta para irse.


–Espera –llamó ella. Cuando él se volvió, tuvo que armarse de todo su valor para preguntar–: ¿Qué pasa con lo de la otra noche?


Pedro se quedó callado un momento, antes de responder.


–Lo que pasó entre nosotros no se repetirá. Fue un error. Estás aquí para pagar la deuda o esperar a que tu hermano me devuelva el dinero.


Acto seguido, él salió. Paula se sintió como si le hubiera dado un puñetazo en el estómago. Había sido una tonta por esperar que un hombre como Pedro Alfonso pudiera estar interesado en ella. Sin embargo, él acababa de ofrecerle una oportunidad de oro. Sus caballos estaban entre los más prestigiosos en el negocio de las carreras. Y, por lo poco que ella había visto, él era responsable al cien por cien de su éxito. Tenía una impecable ética de trabajo, se levantaba al amanecer como sus empleados, incluso, en una ocasión, lo había visto limpiando los establos con sus hombres. Debería estar contenta porque él no quisiera continuar con su aventura. Pretender tener una relación con un hombre así era una locura y, sobre todo, un suicidio emocional. Pero lo más humillante era saber que, si en algún momento él la besaba, ella se rendiría a sus pies como una idiota.


–No puedo creer que haya ganado.


–Nunca dejas de sorprendernos, ¿Verdad, Alfonso?


–¿Una jockey femenina? ¿Quién es? ¿De dónde viene?


–Una jugada así solo podía provenir de Alfonso. Nos ha dejado sorprendidos a todos.


Pedro oyó los susurros indiscretos a su alrededor, pero estaba demasiado impresionado como para darles importancia. Paula había ganado la carrera. Había sido increíble. Ella estaba llevando el caballo a la cuadra, con una amplia sonrisa en lacara, cuando él se acercó y la paró un momento. Le dió una palmadita al animal en el lomo y levantó la vista hacia ella. Paula dejó de sonreír. Él se quedó sin palabras. Nunca había tenido ningún problema a la hora de felicitar a sus ganadores, pero esa situación era diferente. Y nueva para él. 

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